La calidad del dibujo queda perfectamente complementada por la enorme cantidad de extras que incluye Chan Prin: desde los talk con las autoras hasta los capítulos extra al final o las ilustraciones de otros profesionales del sector que, simplemente, le aportan un valor añadido a un manga que, en mi opinión, es muy superior a otros shojos nipones.
Todavía no ha habido demasiado margen para el romance, pero tampoco lo he echado mucho de menos. Chan Prin para mí es como un buen batido de fresas y naranja un caluroso día de verano: una fórmula que ya conoces pero que sigue siendo exquisita.