A todo esto hay que añadirle una maquetación ligeramente absurda: algunas páginas aprovechan al máximo el espacio y lo cubren de una forma profesional y maravillosa, mientras que otras se quedan absolutamente a medias.
En definitiva, aunque algunas ilustraciones son destacables, el artbook de Bloodborne no hace justicia al increíble diseño artístico del juego. Para los fans más coleccionistas, puede ser un complemento más en su estantería, junto a figuras, tazas o llaveros. Pero para quienes esperábamos una obra que capturara la esencia visual de Yharnam, este libro es una gran decepción. Un diseño tan hermoso como el de Bloodborne merecía mucho más cuidado y atención al detalle. Y eso, como fans, es difícil de perdonar.