Escrita por el novelista argentino Manuel Puig, "El beso de la mujer araña" es una novela que evolucionará nuestro punto de vista. Fue censurada en Argentina durante los años '70 ya que el país se encontraba bajo la dictadura militar. Sin embargo, la novela vio la luz en Barcelona en 1976. En 1985 fue llevada al cine, dirigida por Héctor Babenco, protagonizada por William Hurt, Raúl Juliá y Sonia Braga.
La novela trata de dos presos, Valentín Arregui y Molina, que conviven en una misma celda. Valetín es un preso político y Molina un homosexual condenado por corrupción de menores.
En principio no tienen nada en común, son opuestos en muchos conceptos. Valentín está encerrado por sus ideas, es un luchador dispuesto a combatir por las armas para cambiar la situación política. Se instruye constantemente sobre sociología leyendo, es un hombre con los pies en la tierra. Molina, por otra parte, es un alma sensible. En todo momento afirma que en realidad su identidad es la de una mujer, hablando de sí mismo en femenino. Ocupa su tiempo y el de su compañero de celda narrando películas.
De esta forma Molina, cual "mujer araña", teje su red entorno a Valetín para arrastrarlo en la metamorfosis que sufrirá en el transcurso de la obra.
Valentín no es afín a los films, sin embargo el aburrimiento en las celdas y la habilidad de su compañero como narrador hace que se deje llevar. Esto contribuye a iniciar la relación entre los personajes y conocerlos mejor, profundizando en ellos.
«– […] ¿Te gusta la película?
– No sé todavía. ¿A vos por qué te gusta tanto? Estás transportado.
– Si me dieran a elegir una película que pudiera ver de nuevo, elegiría ésta.
– ¿Y por qué? Es una inmundicia nazi, ¿o no te das cuenta?»
Valentín poco a poco se abre, dejando ver su parte sensible y nos habla de Marta, su amada. Una mujer revolucionaria a la que sabe que no volverá a ver. A su vez, Molina comienza a ser más consciente de algunas verdades políticas. Uno aprende del otro.
Si bien lo curioso no es solo a nivel evolutivo de la relación sino dentro de los propios personajes. Valentín, un muchacho joven, un ideólogo liberal, que no deja de ser anticuado en su pensamiento sobre la homosexualidad.
Por otra parte, Molina: liberal como para aceptar su sexualidad y abierto de mente como para comprender que una película nazi puede resultar hermosa no es una mujer cualquiera. Es una señora conservadora, como él mismo afirma.
Cerca del final, apreciamos dos grandes cambios: una confusión de los narradores y la percepción de Molina. Al principio era sencillo distinguirlos, pero a medida que nos acercamos al desenlase es tal la evolución en los presos que el lector debe prestar atención a las palabras para saber quién es quién.
En cuanto a Molina, ya no lo vemos como el preso homosexual que dice ser una mujer. Al final de la novela, nos ha enredado con sus palabras y nos encontramos con una mujer. Una dama que cuida de su compañero de celda.
¡ATENTOS, SPOILERS!
Es inevitable hablar del final y de la relación entre los dos hombres. Toda la novela nos lleva al momento de unión entre ambos personajes. Desde la separación, el compañerismo, el cariño,... Hasta que ocurre primero ese acercamiento físico y se despiden con el único acto de amor: un beso.
Y es tras esta despedida que vemos el desenlace de nuestros personajes, como se han transformado el uno al otro. Molina realiza un favor a su compañero de celda, viéndose involucrado en actos políticos, revolucionarios. Mientras que Valentín, todavía encerrado recuerda, pero en su mente la imagen que acude es la de una mujer. La de nuestra mujer araña.
«El beso de la mujer araña» es una novela preciosa que nos hace apreciar el arte, la belleza, la capacidad de comprender el punto de vista del otro. Nos hace evolucionar, nos atrapa con su red. Nos muestra que otras formas de amar. Amar el arte, la lucha, al otro. Es un libro que esperamos que disfruten
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