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Le fay, el cómic de Morgana que une a Merlín con Lovecraft

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Al más puro estilo del cómic americano, Le fay recupera al personaje clásico de las leyendas artúricas, Morgana Le Fay, y la convierte en una sexy y descarnacada antiheroína desprovista de sus poderes que obligada a encargarse de la investigación del asesinato de unas brujas.

Bajo un guion gamberro y un dibujo sin lugar a dudas sobresaliente y capaz de condensar en una misma viñeta varios conflictos y personajes a la vez, Joshua Metzger y Miguel Ángel Rui nos traen, de la mano de Karras Ediciones, el típico cómic desvengonzado y talentoso que esperarías encontrar en las manos de aquellos lectores de novela gráfica con sentido del hurmo.

Y es que no os engañéis, porque por muy vandálica y violenta que pueda parecer esta obra, Le fay esconde en su interior una inmensa cantidad de referencias al Rey Arturo, historias de asesinos míticos que forman parte del imaginario popular londinense, un trío de parcas reinventadas y, cómo no, a la mismísima cacería salvaje. Todas ellas se visten con cierto tono de superhéroe traicionero y combativo que puso de moda Suicide Squad para traerte una obra del todo disfrutable a la que le sacarás más jugo si eres capaz de interpretar todos los guiños que esconde en su interior.

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Argumento de Le fay

Morgana ha perdido sus poderes. Después de su enfrentamiento con el mago Merlín, la famosa hechicera se ha convertido en una recadera de un trío de brujas que le han prometido devolverle su anterior gloria si trabaja para ellas durante un par de años.

Aparentemente el trabajo no tiene demasiadas complicaciones. Acompañada de su duende, buscando camorra donde la pille, Morgana pasa sus días de tío en tío sin pena ni gloria, añorando días pasados. Precisamente por eso no se esperaba que la investigación de un aparentemente inocente asesinato la llevara a verse envuelta en un enfrentamiento entre Jack el Saltador, el mago Merlín, las brujas y la mismísima cacería salvaje. ¿Y todo por qué? Porque algún iluminado en una orgía decidió invocar a una bestia del abismo capaz de acabar con el mundo entero.

El dibujo y el color en Le fay son de lo mejorcito que te encontrarás

Tal y como nos tiene acostumbrados Karras Ediciones, Le fay cuenta con un estilo de dibujo moderno y sobresaliente en todos los sentidos. Joshua Metzger y Miguel Ángel Rui realizan un trabajo maravilloso a la hora de crear un cómic cargado de violencia que no se precipita ante las viñetas, cuyos combates son comprensibles en todo momento y donde la acción y el caos, tan presentes en los continuos enfrentamientos entre diferentes facciones de enemigos, es coherente en todo momento para el lector.

De esta manera el cómic va variando las viñetas y las superpone unas sobre otras, empleando, como es habitual en el género americano, pequeños bocadillos con texto condensado en un interior que van contextualizando la historia. Haciendo foco en los retratos y gestos faciales, Le fay cuenta con esa brillantez del dibujante que no se anquilosa en estereotipos de belleza y que se atreve a experimentar con formas y colores nuevos. De esta forma, nos encontraremos con brujas con la piel de color verde, duendes enanos y sobre todo, una Morgana nada normativa a la que por fin, POR FIN, alguien dibuja con michelines desde los ángulos adecuados.

La colorimetría de la obra es absolutamente alucinante, tiñendo algunas de las escenas de rosa cuando están en el lugar del crimen para que el cerebro del lector lo asocie con la sangre, imprimiendo un color azul en aquellas más reflexivas y acompañando en todo momento a la trama que tan bien se apoya de audaces cambios de perspectiva. Este tipo de dibujo, que el mismo autor confiesa al final del tomo que realiza con tal cuidado como para dibujar los elementos que deberían aparecer destruidos de una sola pieza para comprender cómo se desmembrarían en cada situación, hace que la lectura de Le fay se convierta en una experiencia plástica y cinematográfica.

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Todo ello hace que el cómic sea particularmente atractivo a los ojos de aquellos que caen por primera vez en él y que no se esperan (o al menos, eso me imagino), la cantidad de referencias que esconde la obra de las que sin duda solo he conseguido captar la mitad.

Leyendas artúricas y referencias clásicas en Le Fay

Detrás de esa atractiva portada y esas primeras páginas de una Morgana desnuda decidida a volver su apartamento de alquiler tras pasar una noche con un extraño, Le fay esconde en su interior una infinidad de referencias culturales que harán que cualquiera que desconozca algo de la obra de la Leyenda del Rey Arturo y los Mitos de Cthulhu podría caer en el peligroso acto de encasillarla en la típica obra de puñetazos y patadas.

Y nada más lejos de ello.

Para poder situar correctamente la acción de Le fay, consciente de la cantidad de obras de historias alternativas que hay sobre Morgana, Merlín y el Rey Arturo, he tenido que pedirle apoyo a Yolanda Rocha, de Que el sueño me alcance leyendo, experta en temas artúricos.

Le fay sitúa su escenario y conflicto en una de las versiones de la leyenda artúrica, La muerte de Arturo (1485. Thomas Malory), que más tarde sería llevada al cine como Excalibur (1981. Dirige John Boorman). Así, desde las primeras viñetas de la obra, la propia Morgana nos pone en antecedentes de la obra y nos sitúa al final de la obra de Malory, cuando el hada malvada lucha (y pierde) contra Merlín en un intento de obtener su magia de creación y hacerse así con todo su poder. Precisamente por ello, como una suerte badass girl, se presenta al lector con un guiño al momento en el que traicionó a Arturo y a Merlín para obtener su poder:

"

No, no soy una buena persona. Lo sé, creedme. He traicionado a todo aquel que me haya sido leal. He utilizado a todo el que me haya amado alguna vez.

La obra de Dupree y Metzger nos muestra de esta forma a una antiheroína cruel y malvada, propensa a seducir y pasar la noche con cualquiera por un par de momentos de placer (como en la obra de Malory, cuando el hada cambia su cuerpo y se acuesta con su propio hermano, el Rey Arturo), y con un único objetivo: recuperar su magia y terminar lo que empezó hace años.

No solo de Arturo vive Le Fay

Sin embargo, a la hora de completar el worldbuilding, los autores apuestan por un remix de diferentes obras, mitos, leyendas e historias que acaban convirtiendo el cómic en un caleidoscopio de los placeres de la fantasía más morbosa. De esta forma, las patronas de Morgana (denominadas así en la obra, aunque me ha parecido extraño que no fueran “matronas” por el género con el que se identifican) se hacen llamar La Triple Luna. En realidad, La Triple Luna o Triple Diosa es una de las deidades más socorridas en el neopaganismo y representan, al igual que las parcas griegas, cada uno de los ciclos de la luna a través de tres formas: la Doncella, la Madre y la Anciana. Sin embargo, la referencia parece ser puramente nominal ya que ninguna de las patronas (ni Jenny Dientesverdes, ni Agnes la Oscura, ni Tilly Baldrey) guardan ningún tipo de parecido con la Doncella, la Madre o la Anciana.

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Asímismo, también nos encontraremos con otras menciones y citas extraídas del imaginario popular, como la referencia a los duendes y la costumbre irlandesa de dejarles un plato de leche en la ventana para que te protejan, los chupacabras, un cachorro de can cerbero que sale del inframundo griego y, cómo no, a *Spring-heeled Jack* o Jack el Saltador: un asesino que aterrorizó Sheffield en 1837 y que cometió todo tipo de asesinatos y violaciones en la zona de Clapham al sur del río Támesis.

La obra entera, en una búsqueda por transmitir una atmósfera opresiva, satánica y oscura, recoge mitos e historias oscuras y coloca a Agnes la Oscura, una de las patronas, en un ritual atribuido a Elizabeth Bathory (condesa de Eslovaquia de 1560 - 1614 a la que se le atribuyen más de seiscientos asesinatos) y la hace bañarse en sangre caliente de sus víctimas. Asimismo, uno de los pilares protagonistas de la trama lo encarna un dios exterior, oscuro y primigenio, procedente de los Mitos de Cthulhu (H.P. Lovecraft. 1921 y 1935), que acaba convirtiéndose en el punto de conflicto común entre las diferentes facciones.

Un ritmo trepidante para una obra entretenida.

Le fay no da tregua con los continuos enfrentamientos, traiciones, giros sin sentido, cambios de guion y nuevos elementos que entran en juego y que, sorprendentemente, no despistan en absoluto al lector y se hacen fáciles de seguir.

Así, el cómic se apoya del tropo sobre cómo el poder corrompe a aquel que lo ostenta y nos devuleve una Morgana sarcástica e irónica que ya no es una villana, pero tampoco una heroína. En un contexto en el que la humanidad depende de la velocidad con la que te hagas con un bicho tentacular rosa salido de otro mundo, nadie tiene tiempo para dar explicaciones y pronto el cómic nos dejará claro que este conflicto no es, nada más ni nada menos, que un nuevo punto de inflexión para que Morgana y Merlín se vean las caras y se enfrenten la idea del bien contra el mal.

En conclusión: Le fay es una obra interesante y entretenida con un dibujo y una colorimetría de sobresaliente que me tuvo enganchada de principio a final. Estoy deseando saber más sobre Morgana, verla recuperar sus poderes y ser testigo al fin de cómo se supera a sí misma una y otra vez.

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