“La única verdad que existe es que el gobierno chino puso a un hombre de 70 años con una enfermedad en el corazón y diabetes en un campo de concentración, y eso no lo pueden negar”.
Con esas palabras condena Berna Ilchi el fallecimiento de su abuelo, el afamado escritor uigur Nurmuhammad Tohti, después de haber estado recluido en un campo de re-educación por orden del gobierno chino. Tohti, que tenía 70 años y varias enfermedades conocidas, fue recluido en un campo de “re-educación” chino de noviembre del 2018 a marzo del 2019. Su familia declara que, durante ese tiempo, se le negó atención médica para su diabetes y su enfermedad del corazón y solo fue liberado una vez que ambas condiciones empeoraron hasta el punto de incapacitarlo.
Desde la comunidad de Facebook para uigures expatriados, su nieta Zorigul, residente en Canadá, confesó que se había enterado de la muerte de su abuelo 11 días después del fallecimiento porque su familia en Xinjiang tenían demasiado miedo de contarlo por si eso los convertía en un objetivo para el gobierno.
“Poco después de llamarme para darme la noticia, mi abuela recibió un mensaje del gobierno chino en el que le decían que había contestado a una llamada internacional, y que esa había sido una decisión muy peligrosa”.
Declara su otro nieto, Babur Ilchi, en su página web.
Tohti pertenecía a la etnia uigur, un grupo que vive en la región del noroeste de la República Popular China, especialmente en la región Sinkiang. Recientemente el gobierno chino tomó la decisión de internar a grandes grupos de uigures en campos de re-educación y la ONU estipula que puede haber más de un millón de afectados. Sinkiang siempre ha sido una zona conflictiva para el actual gobierno chino debido a su religión principal (el islam) y a su intento de independizarse a comienzos del S.XX. En 1949, la región finalmente se anexionó a la China comunista.
Desde entonces, el gobierno central acusa a los uigures de estar fomentando una campaña violenta en pos de un Estado Independiente. Los acusan no solo de poner bombas y realizar sabotajes, sino también de ser ayudantes de al-Qaeda y haber participado en los ataques del 11S.
"Era un escritor muy respetado, sin afiliación con el terrorismo, que es contra lo que el gobierno chino afirma que luchan estos campos de concentración. Se merecía algo mejor, y también lo merecen los millones de uigures que sufren en estos campos".
La comunidad internacional de autores está de luto con esta triste noticia.
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