Benito Pérez Galdós fue un escritor y político nacido el 10 de mayo de 1843 en Las Palmas de Gran Canaria, España. Está considerado como uno de los autores más importantes del siglo XIX, siendo uno de los represantes principales de la novela realista. Para algunos expertos se contempla como el novelista más importante de la historia de España junto a Miguel de Cervantes.
En un período de la escritura dominado por el romanticismo, Pérez Galdós apostó por los escritos realistas, muy naturales y dando mucha importancia a la psicología. Consiguió ser académico de la Real Academia Española y se le propuso como posible ganador del Premio Nobel de Literatura, aunque nunca consiguió este galardón.
Conocido también es su importancia política en España, ya que trabajó como diputado en varias ocasiones con diferentes partidos, todos ellos de carácter social.
Fortunata y Jacinta, publicada en 1887, es una de las novelas más representativas del trabajo de Benito Pérez Galdós, además de considerarse como una de las novelas realistas más importantes de la historia de nuestro idioma. En esta historia podemos comprobar fácilmente el estilo y arte del autor, que no solo ejemplifica su manera de tratar los diálogos y la creación de los personajes, sino también su impoluta forma de definir escenarios como la ciudad de madrid. Otras de sus obras más representativas podrían ser Doña Perfecta, publicada en 1876, y Misericordia, llegando en 1897.
Su estilo a la hora de crear sus obras siempre ha sido digno de mencionar, pues se levantaba temprano con la salida del sol y escribía hasta las diez de la mañana, pero siempre a lápiz puesto que la pluma “le hacía perder el tiempo”. Tras sus horas de escritura disfrutaba de un paseo por Madrid, a la que observaba hasta el más mínimo detalle, mientras escuchaba conversaciones ajenas que precisamente le permitieron crear un abanico inmenso de posibilidades en los diálogos de sus historias.
Sus problemas económicos pasaron factura a Pérez Galdós en sus últimos años de vida, que se juntaron con los problemas de visión que impidieron al autor aprovechar su capacidad de escritura hasta sus últimos días. Murió en Madrid el día 4 de enero de 1920, un año después de que se erigiera una escultura en su honor en el Parque del Retiro de Madrid.