Mediojuego, opinión de una novela alquímica sobre almas conectadas

¿Qué caminos y sendas tumultosas nos guían hasta la Ciudad Imposible? ¿Podría la voz que resuena en nuestra cabeza dándonos instrucciones desde pequeños para terminar complejos problemas matemáticos ser en realidad la de una hermana separada al nacer?

Mediojuego es una de las grandes apuestas de Redkey Books en su categoría de fantasía. Tras traernos obras tanto tiempo esperadas en España como Hermana Roja  de Mark Lawrence, la maravillosa editorial indie nos presenta una novela de aproximadamente 500 páginas cargada con la pluma bizarra de Seanan Mcguire y sus maravillosos caminos de vuelta a una infancia incomprendida.

Este es un libro de dos gemelos creados artificialmente en un laboratorio por un homúnculo decidido a conquistar el poder supremo, que caen una y otra vez en bucles temporales mientras luchan por comprenderse a sí mismos, tantear esa conexión cuántica que tienen y, de alguna manera, sobrevivir ante una amenaza que no llegan a entender pero que perciben que podría acabar con todo.

Argumento de Mediojuego de Seanan Mcguire

Mediojuego, al igual que prácticamente todas las obras de Seanan McGuire, juega con una narrativa críptica y plagada de metáforas reconocibles que se entrelazan con una narración en tono infantil. Así, este pseudocuento, comienza con la presentación de Reed, un homúnculo asesino que cultiva niños cuco capaces de encarnar los principios de la doctrina alquímica a los que luego separa y observa.

A partir de esta primera introducción basada en largas descripciones asépticas de los laboratorios y del establecimiento del statu quo con el gobierno, el colegio alquímico y la estructura de poder de los antagonistas, podremos por fin volver nuestros ojos a Roger y Dodger, los protagonistas de la obra. Sin embargo, no lo haremos con una narración fluida y lineal ya que la autora opta por descuartizar de alguna forma el argumento e intercalar la historia de Roger y Dodger con la de Avery y Zib, los niños de unos cuentos llamados Arribabajo famosos dentro del universo de la historia.

Así, Seanan McGuire ya te pone en antecedentes al prevenir a su lector de que se encuentra frente a un cuento: uno crudo y retorcido con el que algún adulto puede sentirse terriblemente identificado y que responde a la pregunta de qué hacen aquellos niños cuya inteligencia es muy superior a la media para poder sobrevivir. Roger, la Palabra Encarnada de la Doctrina, es un muchacho que dedica todo su tiempo libre en leer libros y diccionarios y recoger conceptos. Su vida cambiará radicalmente cuando una voz aparece en su mente, tendiendo un puente cuántico entre ambos. Son opuestos, pero de alguna forma, a pesar de que el mundo se empecine en separarlos, saben que solo estarán completos una vez lleguen a estar juntos de nuevo.

Una crítica feroz a un mundo desafortunado.

Hay mucho dolor en esta novela, y mucha crítica a la incapacidad que tienen aquellos niños que nacen con altas capacidades para adaptarse al mundo mediocre que les rodea. Seanan Mcguire nos presenta frente a nosotros a dos personajes clarísimamente neurodivergentes que chocan de frente con la sociedad neurotípica en la que les han colocado, enfrentándolos, como opuestos, a las dos formas más habituales que tiene este tipo de personas para poder sobrevivir.

Por un lado conoceremos a Dodger: la típica genio incomprendida, demasiado inteligente en un mundo hecho para hombres como para poder pasar desapercibida. Dodger es pelirroja, extravagante, no tiene miedo a hacerse daño y porta dentro de ella con una herida abierta como un estigma que nunca llega a cerrarse del todo: su incapacidad para conectar con nadie más y por tanto la horrible soledad que la atenaza. Para cualquier niña rara que se ha criado con menos de un puñado de amigos, que es incapaz de realizar un masking efectivo ni siquiera para encajar con sus compañeras de piso o con su familia, Dodger representa el doloroso recordatorio que supone una infancia solitaria, buscando perpetuamente una conexión con alguien que no llegue jamás a abandonarte.

Y es que Dodger, quizás precisamente porque su existencia se entrelaza intrínsecamente con el principio de las matemáticas, vive en un mundo de pizarras eternas donde los números ofrecen un refugio frente a la imprevisibilidad de las relaciones humanas. Tal vez sea su esencia matemática o, quizás, su historia de aislamiento social y la ausencia de vínculos sanos lo que la lleva a hallar consuelo en la certeza de los números. En ellos, encuentra un universo donde cada ecuación, cada cálculo, se resuelve con una precisión inmutable, un contraste absoluto al caos y las sorpresas inherentes a las interacciones humanas. Para Dodger, las matemáticas no son solo un campo de estudio; son un santuario de orden en un mundo desordenado, un espacio donde puede predecir el resultado, donde las variables se controlan y los teoremas no traicionan. En un universo donde las personas son incógnitas, impredecibles y peligrosas, los números se convierten en sus aliados más confiables, en su lenguaje para descifrar una realidad que, de otra manera, le resulta caótica y alarmantemente incomprensible.

Por otro lado, veremos a Roger, su contrapartida y total opuesto. Roger, la encarnación de la doctrina de las palabras, lo ha tenido más fácil: es un hombre heteronormativo, de piel blanca y con la capacidad para influir en lo que el resto hace o dice. No es solo que su poder le haya dado ventaja para encajar con el resto y presentarse como una opción deseable, sino que además ha aprendido a enmascarar su verdadero yo desde joven, construyendo un palacio de mentiras de las que se ha autoconvencido en las que él no es más que una persona corriente con una ligera inclinación superior al resto por aprender idiomas y leer libros.

Su obsesión por ser normal y por tanto ofrecerle a sus padres la ilusión de que todo está bajo control y devolverles de alguna manera el “favor” de haber sido adoptado lo sumerge en un estado de negación del propio «yo» que lo condiciona en todo. Es quizás esa la razón por la que Roger, la Palabra del Ethos materializada en una persona, se comunica y habla como una persona completamente normal o que no se lo vea activamente leyendo textos complejos ni empleando idiomas extraños en su día a día.

Esta obsesión férrea de Roger por parecer neuronormativo le permite obtener relaciones basadas en mentiras con novias a las que realmente no aprecia, compañeros de laboratorio e incluso con sus propios padres. Al mismo tiempo, mantener esta falsa realidad y convicción de él mismo lo empuja a rechazar su propio don y a alejar, una y otra vez, a Dodger, provocándole un daño completamente irreparable.

Alquimia, Manos de la Gloria, y otros elementos de la novela

Dodger y Roger son, esencialmente, homúnculos alquímicos, aunque la autora nunca llega a llamarlos de esa forma. De esta forma, Seanan McGuire se apoya de la abstracta idea de la alquimia para dar rienda suelta a una concepción de la magia oscura, retorcida y capaz de crear constructos humanos con habilidades fuera de lo común.

Apoyada más en la idea de un fantástico Prometeo que en la alquimia per se, Seanan McGuire descarta la perspectiva científica de la alquimia que combinaba física, química, astrología, arte, semiótica, metalurgia, medicina y misticismo para darle una perspectiva artística basada con un telón gore de fondo. Así, quizás inspirada en la perspectiva sangrienta que Hiromu Arakawa creó para el popular manga de Full Metal Alchemist, hace que cada una de las creaciones de Reed, Leigh o Erin tengan como receta el sufrimiento humano.

Y es que en la narrativa de McGuire, los constructos creados por Reed toman como referencia a los homúnculos alquímicos, pero con una notable simplificación de su complejidad tradicional. A diferencia de los homúnculos de la alquimia clásica, que a menudo se debaten en la angustia existencial de no saber si poseen un alma, los personajes de McGuire no se enfrentan a este tipo de debates filosóficos que quizás habrían sido muy del gusto de la Encarnación de la Palabra. En su lugar, McGuire se concentra en explorar la relación entre Roger y Dodger. Su enfoque se centra en la dinámica entre estos dos hermanos, en cómo navegan su existencia y descubren su lugar en el mundo.

También simplifica a su manera la Mano de Gloria (un elemento presente dentro del folclore europeo ligado con las prácticas ocultas) que permite que los portadores desaparezcan de este plano de existencia. Sin embargo, tradicionalmente la Mano de Gloria es una mano cortada de un hombre ahorcado, a menudo preparada de ciertas maneras místicas y utilizada en rituales de brujería, mientras que en Mediojuego se convierte en un instrumento que sirve para que su portador desaparezca de este plano de existencia.

Estereotipos de género en Mediojuego

Desde las primeras páginas, Seanan McGuire teje una crítica aguda a los estereotipos de género que marcan la vida de los gemelos. Con Roger, vemos cómo se celebra su amor por los libros; se le ve como un joven inteligente, un erudito en potencia, en perfecta armonía con las expectativas de un chico. Sin embargo, el caso de Dodger es completamente diferente. A pesar de que su mente es un prodigio matemático, su pasión por los números choca contra un muro de prejuicios de género. Se espera que las chicas, como Dodger, sean lectoras silenciosas y sumisas, no genios matemáticos que desafíen los roles tradicionalmente masculinos. Esta dicotomía se extiende hasta su vida universitaria, donde Dodger continúa enfrentándose a la incomprensión y el menosprecio por ser mujer en un campo dominado por hombres.

La autora, con una sutileza implacable, muestra cómo estos estereotipos de género han pavimentado un camino más fácil para Roger. Aunque él también es neurodivergente y enfrenta sus propios desafíos, las expectativas sociales y académicas se alinean más estrechamente con sus intereses y capacidades. Por el contrario, Dodger debe luchar constantemente contra la corriente, desafiando no solo las percepciones sobre su género, sino también las limitaciones impuestas a su brillantez matemática. Y es que, en retrospectiva, si nos paramos a pensarlo durante un breve momento, Roger siempre ha navegado un mar mucho más sosegado, siempre impulsado por aceptación y aprobación de sus pares, mientras Dodger ha tenido que forjar su propio camino.

Mi opinión sobre Mediojuego

Mediojuego es una novela que exige ser leída con calma, especialmente porque la autora se toma su tiempo a la hora de construir un setting y de introducirnos en el universo y los personajes creados, escogiendo primeramente hablarnos del gran antagonista, Reed. Aunque el libro es especialmente largo y cuenta con muchos valles entre sus páginas, hay momentos de una dureza casi tangible, capaces de sobrecoger el corazón. Especialmente con el personaje de Dodger, con el que resulta muy difícil no encariñarse, es imposible no percibir una trama teñida de injusticia tanto por parte del mundo que la rodea como, inevitablemente, Roger, su contraparte.

A diferencia de la saga de Los niños descarriados, otras obras de Seanan McGuire, Mediojuego se inclina hacia una perspectiva estéticamente más oscura y gore, recargada por momentos con imágenes tétricas que se apoyan de la idea de la alquimia pero que en ocasiones, como con el personaje de Leigh, carecen de un significado profundo. Aquí, por ejemplo, a pesar de tratarse de homúnculos artificiales, la autora opta por reducir las connotaciones filosóficas y enfocarse más en la humanidad y las relaciones de los personajes. La vida de Dodger, su evolución y la complejidad de su relación con Roger a lo largo del tiempo son sin duda lo más interesante de la obra y nos recuerda que, a pesar de ser encarnaciones de poderes universales, siguen siendo personas.

Es cierto que, sobre todo al fial del libro, este adquiere tonos de anime debido al aumento significativo de la acción, la presencia de un enemigo acechante y una misión que nos llevará a encontrar cuatro puntos críticos, pero esto no desentona de la dinámica general establecida a lo largo de la obra.

En este sentido, Mediojuego se posiciona como una novela de fantasía entretenida, perfecta para aquellos que se inician en el género y disfrutan de temáticas como los viajes en el tiempo, lo gore y lo oscuro. La combinación de una narrativa emotiva con imágenes increíblemente duras y personajes extraordinarios con una trama llena de acción y giros inesperados, hacen de este libro una lectura recomendable para los amantes de la fantasía con un toque sombrío que no quieren ahondar demasiado en los conceptos filosóficos inherentes a la encarnación de la Palabra y la Matemática en un mundo hecho de carne artificial y constructos vengativos y oscuros.