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NOTA: 10

La Buena Tierra: reseña de un retrato de la vida rural en China por Pearl S. Buck

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Escritora consumada, concept artist en ciernes y adicta al trabajo. Do...


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Imágen destacada - La Buena Tierra: reseña de un retrato de la vida rural en China por Pearl S. Buck

En el vasto universo de la literatura, hay obras que, como la tierra de labranza que durante siglos dio de comer al pueblo, permanecen estables e inmutables y acaban convirtiéndose en un refugio para aquellos que han perdido su rumbo. Una de esas obras es, sin lugar a dudas, 'La buena tierra': una obra maestra de Pearl S. Buck que, desde su publicación en 1931 ha conseguido retratar la dura y al mismo tiempo encantadora vida de la China rural previa revolución cultural. Es, asimismo, la primera parte de una trilogía a la que le sigue Hijos y Un hogar dividido.

Ganadora del Premio Pulitzer en 1932 y una de las principales razones por las que Buck obtuvo el Premio Nobel de Literatura, 'La buena tierra' es una obra que, como un río caudaloso, arrastra sin piedad al lector en su corriente y lo sumerge en el día a día, las esperanzas y las desilusiones de Wang Lung y su familia. A lo largo de las páginas veremos cómo un joven campesino se casa y se enfrenta día tras día a las inclemencias del tiempo, la sociedad y la tierra solo para reafirmar una y otra vez su único mantra: que un hombre, para vivir, siempre debe volver a la buena tierra.

Breve argumento

La buena tierra nos sumerge en la vida de Wang Lung, un humilde campesino en la China rural de principios del siglo XX que pasa sus días intentando arrancar de su pequeña parcela lo suficiente como para alimentar a su anciano padre y a él mismo. Su vida da un giro cuando, con la ayuda de su padre, se casa con O-lan, una esclava de la gran Casa de Hwang.

O-lan, una mujer de pocas palabras pero de gran fortaleza y sabiduría, se convierte en la compañera incondicional de Wang Lung. Juntos parece que serán capaces de enfrentarse a cualquier desafío que le plantee la dura vida rural, pero cuando la tierra se seca y el cielo se niega a dejar caer la lluvia sobre sus cabezas, O-lan y Wang Lung se verán obligados a tomar una drástica decisión para mantener a su familia con vida.

La buena tierra es una historia de resiliencia, trabajo duro, ascenso y caída, de amor y pérdida, de la conexión con la tierra y de lo que sucede cuando esa conexión se rompe. A través de la vida de Wang Lung, Pearl S. Buck nos ofrece una visión inolvidable de la China rural y de la condición humana en toda su complejidad.

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Wang Lung y O-lan en el campo
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Granja de Wang Lung con su fiel amigo el buey

Estilo de escritura de Pearl S. Buck en La buena tierra

El estilo de escritura de Pearl S. Buck en La buena tierra es notable por su sencillez y claridad. A pesar de tratar temas complejos y profundos, Buck utiliza un lenguaje directo y accesible que hace que la historia sea fácil de seguir y comprender. Su prosa es descriptiva pero no florida, salpicada por momentos de gran belleza poética que hace que sientas la necesidad de parar la lectura y subrayar lo que acabas de leer.

A lo largo de este libro que avanza a toda velocidad a lo largo de la vida completa de un hombre y su familia, la autora retratar a los personajes con gran viveza, detalle y autenticidad, logrando transmitir la dureza de la vida en el campo, la lucha por la supervivencia y la complejidad de las relaciones humanas. Sus personajes son multidimensionales y realistas, cada uno con sus propias fortalezas, debilidades y motivaciones. Esto hace que la lectura de La buena tierra sea ágil,

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Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad

Temas y contexto histórico de La buena tierra

Uno de los temas centrales de la novela es, como es evidente, la relación entre el hombre y la tierra. A través de la vida de Wang Lung, Buck explora la conexión profunda y casi sagrada que puede existir entre un agricultor y su tierra la cual se muestra continuamente como una fuente de vida y sustento, pero también como un refugio y un lugar de pertenencia.

La obra se enfoca en cómo la vida de cientos de miles de agricultores chinos, consideramos como agrestes, brutos e incultos y por tanto como poco respetables para las personas de la ciudad, vivían vidas increíblemente duras basadas en un trabajo desolador para el cual contaban únicamente con la ayuda de herramientas de labranza sencillas y de algún costosísimo animal como el buey. Este modo de vida en conexión profunda con el campo, no les permitía salir de la miseria y se sustentaba no solamente en la cantidad de personas en la familia que pudieran arrimar el hombro en el cuidado de las tierras. Esta situación en la que vivían, como Wang Lung y su familia, el 90% de los chinos en aquella época, estaba cargada por la incertidumbre del clima, que podía arruinar los cultivos y llevar a la hambruna, algo que muestra la obra. Sin embargo, la autora no aborda otros aspectos igualmente cruciales de la vida campesina de la época, como la presión de los impuestos y las rentas exorbitantes, que podían llevar a la ruina financiera, y la explotación por parte de los terratenientes y los funcionarios corruptos, algo que sí que hacen otros autores en un contexto literario similar como Mo Yan en Las baladas del ajo (Kailas, 2008).

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Ahora ninguno de ellos se levantaba apenas del lecho. No tenían para qué, un sueño soporífero sustituía, de momento al menos, al alimento que les faltaba. Las mazorcas de maíz las pusieron a secar y ya se las habían comido, y la corteza de los árboles la raspaban y se la comían. En toda la comarca, la gente arrancaba cuanta hierba podía encontrar en las peladas colinas, y de aquellas hierbas se alimentaban. No se veía un solo animal en parte alguna. Quien quisiera, podía andar durante un puñado de días sin encontrar un buey ni un asno ni ninguna clase de bestia o ave.

El papel de las mujeres en la China de La buena tierra

La obra cuenta asímismo con otros dos temas subyacentes que resultan también increíblemente interesantes. Uno de ellos es el papel de las mujeres en las estructuras familiares chinas del momento. A través de personajes como O-lan, la esposa de Wang Lung, Buck ilumina la vida de las mujeres que, a pesar de su papel esencial en la supervivencia y prosperidad de la familia, a menudo eran tratadas como seres inferiores y carecían de derechos y reconocimiento.

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Si no se tratase más que de mí, antes preferiría matarla que venderla… ¡La esclava de esclavas fui yo! Pero la muerte de una niña no produce nada. Sí, la vendería para que tú pudieses regresar a la tierra.

O-lan es un personaje especialmente conmovedor. A pesar de su inteligencia, habilidad y resistencia, su vida está marcada por la dureza y la falta de reconocimiento. Ella es la que trabaja incansablemente en los campos junto a Wang Lung, da a luz a sus hijos, mantiene la casa y hasta salva a la familia en tiempos de hambruna. Sin embargo, es vista principalmente como una propiedad, una herramienta para el trabajo y la procreación, más que como una compañera o igual.

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Representación de la familia de Wang Lung en la granja 

Este retrato no es el único que la autora hace de las mujeres en el libro. A menudo las niñas son vistas como un gasto de las que hay que deshacerse y por las que ganar un par de monedas: vendiéndolas en tiempos de hambruna para que sean esclavas, prostituyéndolas en el caso de ser bonitas y obligándolas a realizar los más terribles trabajos incluso con los pies vendados, los cuales les provocaban un terrible dolor y que también vimos retratados en otras obras de la autora como Viento del este, viento del oeste

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Dime, ¿y te pegaban en aquella casa grande?”, O-lan contestó sombríamente: “Todos los días me pegaban”. Y él gritó de nuevo: “¿Pero con cinturón de tela o con un bambú o una cuerda?”. Y ella contestó con la misma voz muerta: “Era con una correa de cuero que había servido de cabestro a una de las mulas. Estaba siempre colgada en la pared de la cocina.

Este retrato de O-lan y las otras mujeres en "La buena tierra" refleja la realidad de muchas mujeres en la China de principios del siglo XX. En una sociedad profundamente patriarcal y arraigada en la tradición, las mujeres eran a menudo relegadas a roles subordinados y se esperaba que soportaran en silencio las dificultades y la opresión.

Hambre, riqueza y recursividad en La buena tierra

La buena tierra es una obra que se caracteriza por su recursividad, un patrón que refleja la naturaleza cíclica de los hombres y de su historia. Al principio de la novela, vemos la decadencia de los hombres de la Casa Grande, quienes se han desvinculado de la tierra y se han sumergido en el consumo de opio y en la indulgencia de los placeres mundanos. En contraste, Wang Lung y O-lan representan la virtud del trabajo duro y la conexión con la tierra, valores que les permiten prosperar a pesar de las adversidades.

Sin embargo, a medida que la fortuna de Wang Lung crece, él y su familia comienzan a alejarse de los valores que inicialmente los definían. Sus hijos, criados en la abundancia y alejados del trabajo en el campo, se vuelven egoístas y desinteresados, reflejando la actitud de los hijos de la Casa Grande. Wang Lung, a pesar de sus raíces humildes, comienza a adoptar los hábitos y actitudes del gran señor, incluyendo el desprecio por el trabajo manual.

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Representación de la cena tradicional en la casa de Wang Lung 
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Pastelillos de luna como los que prepara O-lan para celebrar el año nuevo 

Esta transformación de Wang Lung y su familia refleja una moraleja poderosa sobre la naturaleza humana y la influencia corruptora del poder y la riqueza. A pesar de sus mejores intenciones, Wang Lung se ve arrastrado por la corriente de la prosperidad, alejándose de la tierra y de los valores que una vez le dieron fuerza y propósito. Esta transición sugiere que, sin una conexión con la tierra y un respeto por el trabajo duro, los individuos y las sociedades pueden perderse en la decadencia y la autocomplacencia.

La obra de Buck, por tanto, nos invita a reflexionar sobre la importancia de mantener una conexión con nuestras raíces y valores, incluso en tiempos de prosperidad. Nos recuerda que la riqueza y el poder pueden ser efímeros, y que la verdadera riqueza radica en la tierra y en el trabajo honesto y diligente.

Mi opinión personal sobre La buena tierra

La buena tierra de Pearl S. Buck es una de esas obras que deja una huella indeleble y que, a pesar de haberla leído por tercera vez, sigue cautivándome y haciéndome sentir increíblemente dolida y rencorosa por el trato que algunos seres humanos dispensan a las personas más buenas de corazón. La lucha de Wang Lung y su familia, su conexión con la tierra, la evolución de sus vidas a medida que se enfrentan a la adversidad y la prosperidad y sobre todo la maravillosa O-lan son un recuerdo de que el mundo no es justo y que debemos luchar cada día por no alejarnos de aquello realmente importante.

Y es que cada vez que vuelvo a La buena tierra, descubro algo nuevo, algo que no había notado antes, algo que me hace apreciar aún más la maestría de Buck como escritora. Esta novela no es solo una historia sobre una familia en la China rural, es una exploración de la condición humana, una reflexión sobre la vida, la lucha, el amor, la pérdida y, sí, por qué no, también la esperanza.

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