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La última mirada de Goya: reseña una obra que recupera el retrato más auténtico del pintor

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Escritora consumada, concept artist en ciernes y adicta al trabajo. Do...


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Imágen destacada - La última mirada de Goya: reseña una obra que recupera el retrato más auténtico del pintor

¿Qué es lo que hace que una novela histórica se convierta en un auténtico éxito? La última mirada de Goya, la apuesta de Javier Alandes con Contraluz editorial, parece guardar en el interior de su cubierta la respuesta a esta pregunta: capítulos cortos, personajes memorables y una trama tan apasionante que recuerda a aquel año en el que Los pilares de la tierra de Ken Follet revolucionó el mercado editorial.

La obra comienza con una calavera, y qué maravillosa forma de jugar con el título para que el lector comprenda que será testigo no solo de las últimas imágenes que registraría un ojo fantasmal dentro de su desaparecida calavera, sino que además tambien podrá vislumbrar una de las partes menos conocidas de la historia del gran pintor: los días que lo vieron fallecer arrinconado y desterrado en Burdeos.

Argumento de La última mirada de Goya

S. XIX. El cónsul español Joaquín Pereira sueña con esta última acción que le permita volver a España triunfal tras haber pasado los últimos años en Francia: conseguir repatriar el cuerpo del excelentísimo pintor Francisco de Goya. Sin embargo, cuando por fin logra sortear toda la burocracia francesa y española, cuando se disponen a abrir la tumba, descubren un dato terrible e inquietante: al cuerpo de Goya le falta la cabeza.

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Desesperado por descubrir qué ha pasado y así terminar con su gran obra, Joaquín contrata a Gilles Leland, un famoso detective que se desplazará con él hasta Burdeos sacudiendo las aguas pantanosas de los últimos meses de exilio del pintor.

Mientras tanto, en otra línea temporal, Diego el Niño, un joven propenso a la violencia, es contratado como guardaespaldas del propio Goya después de que los sicarios de Andrea Boscoscuro, un asesino de lujo contratado por un político español harto de la propaganda que llega desde Francia contra Fernando VII, fallasen en su asesinato. Desde ese momento se empezará un baile en el que Diego conocerá verdaderamente no solo al genio que oculta el pintor bajo sus excentricidades sino también a las personas que giran alrededor de su vida: sus amigos poetas y literatos, su amante, su hija y la preciosa institutriz Juliet.

Contexto histórico de La última mirada de Goya

La última mirada de Goya nos sumerge en los últimos años de la vida de Francisco de Goya en un período tanto convulso como agitado de la historia española y francesa. Esta época, marcada por la restauración de Fernando VII al trono, es un telón de fondo teñido de incertidumbre y represión, un escenario donde el arte choca con la política, y la libertad individual se ve amenazada por el yugo de la autocracia.

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La obra de Javier Alandes se adentra en esta época tumultuosa con una mirada crítica y melancólica, presentándonos a un Goya exiliado en Burdeos. La historia nos muestra al artista, ya en el ocaso de su vida, lidiando con el aislamiento y la nostalgia, pero aún ardiente en su pasión por el arte y la libertad, callejeando y relacionándose con gentes de todos los estratos sociales y encontrando la más exquisita belleza y denuncia política en los lugares más inimaginables. Es un Goya que se resiste a ser silenciado y que muestra un espíritu indomable incluso a pesar de las circunstancias.

Lo realmente fascinante de la obra de Alandes es cómo toma a Goya como representante de una situación que reflejaba la situación de muchos liberales y pensadores españoles. Con la vuelta al trono de Fernando VII, España se sumerge en una época de represión, donde las ideas de la Ilustración y los ideales liberales se ven sofocados por un régimen absolutista. Goya, conocido por su crítica social y política a través del arte (Los Caprichos (1797-1798); Los Desastres de la Guerra (1810-1820) o La carga de los mamelucos (1814) entre otros), encuentra en este entorno hostil una amenaza no solo a su libertad creativa, sino a su propia vida.

De esta forma, Alandes no solo reconstruye un período histórico, sino que también captura el espíritu de una época, donde la lucha por la libertad de expresión y el pensamiento liberal se convierten en uno de los pilares fundamentales soterrados bajo la trama principal.

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Así, para contextualizar la figura del pintor, el autor amplía el lienzo histórico al introducir a otros intelectuales y artistas contemporáneos exiliados también en Burdeos, dotándolos de su propia personalidad. Entre ellos, figuras como Leandro Fernández de Moratín (autor de El sí de las niñas, una crítica mordaz de las costumbres matrimoniales de su tiempo, y La comedia nueva, una sátira del teatro español de la época) o Juan Valdés, el cual jugó un papel importante como pensador y escritor, contribuyendo con sus ideas al movimiento liberal.

Estas personalidades, al igual que Goya se muestran como el bando en oposición a la corrupción de Fernando VII, de sus ministros y sus artimañas, mostrándose en todo momento en la novela como personajes entrañables, de altos estándares morales y éticos, buenos ciudadanos y amigos de sus amigos y presentando de esa forma una línea divisoria imaginaria entre el bando de los “buenos”, por llamarlos de alguna forma, y los “malos”.

Dos líneas temporales: un hilo conductor maravilloso

Javier Alandes ingeniosamente divide la narrativa en dos líneas temporales que se entrelazan para tejer una historia rica y compleja. Por un lado, nos sumergimos en el Burdeos de 1828, donde somos testigos de los últimos días de Francisco de Goya. Esta trama no solo revela el día a día del artista, marcado por su sordera y su carácter cada vez más cascarrabias, sino también la tensión palpable de un complot para asesinarlo. A través de esta línea, Alandes nos sumerge en la vida cotidiana de Goya, mostrándonos sus interacciones con figuras como Diego 'el Niño', su guardaespaldas, su amante Leocadia Zorrilla, la hija de ambos y Juliet como institutriz. En ese sentido, el autor opta por una novela coral que va saltando, a través de capítulos cortos de un ritmo vertiginoso, entre la perspectiva y la psicología de los diferentes personajes.

Y vaya, qué bien lo hace Javier Alandes. A través de estos episodios en primera persona conoceremos a la bestia encerrada en Diego y cómo su caballerosidad innata chocan con la imagen de matón que se ha intentado forjar y la tensión entre Juliet y la hija de Goya; pero también el día a día del sicario Andrea, obsesionado por cumplir un encargo que cada vez se le complica más.

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La segunda línea temporal y con la que el autor abre el libro nos transporta a 1888, donde seguimos al cónsul español Joaquín Pereyra y al famoso detective parisino Gilles Leland en su búsqueda para resolver el misterioso caso de la cabeza desaparecida de la tumba de Goya. Gracias a ella nos asomaremos a las pistas que dejaron, a menudo como meros resquicios o testimonios arqueólogicos de los personajes que con tanto amor seguimos en la anterior línea temporal.

Lo que inicialmente parecen ser historias independientes, convergen en un desenlace donde todas las incógnitas encuentran respuesta. Esta estructura, que recuerda a un caleidoscopio en constante movimiento, te mantiene enganchado, ya que a la velocidad vertiginosa de la trama se le añade el hecho de que la obra va entrelazando los eventos y los personajes, culminando en un final donde la historia completa cobra sentido.

Un Goya auténtico que no podrás olvidar

El corazón de 'La última mirada de Goya' es, sin lugar a dudas, la representación que hace de Francisco de Goya, aterrizando al pintor a una figura entrañablemente humana. A través de la novela, Goya se revela como un personaje con el que es fácil encariñarse, a pesar de —o quizás debido a— su malhumorado carácter. Alandes lo pinta como un abuelo gruñón, uno cuyas excentricidades y arranques de genio no hacen más que añadir capas a su personalidad. Este retrato de Goya, con sus defectos y virtudes, lo convierte en alguien admirablemente real y profundamente humano.

La genialidad de Alandes radica en cómo logra que este Goya, a veces cascarrabias, sea a la vez adorable. La narrativa nos lleva a través de los últimos días del artista en Burdeos, mostrándonos no solo sus luchas y temores, sino también esos momentos de ternura y pasión artística que definen su carácter. El libro va realizando guiños a varias de las obras del artista, como el emblemático cuadro 'La lechera', convirtiéndolo en un símbolo de cómo su talento permanecerá una vez que él haya desaparecido.

A través de la pluma de Alandes, Goya emerge no solo como un gigante del arte, sino también como un ser humano con todas sus complejidades. Este Goya, tan vívidamente retratado, es un personaje que, a pesar de sus aristas, se gana el cariño y la empatía del lector, convirtiéndose en el alma de una novela que es tanto un tributo a su genio como una exploración de su humanidad.

Mi opinión sobre La última mirada de Goya

¿Sabéis esas novelas que entran en la categoría de “podría recomendársela a cualquiera y le gustaría”? Pues La última mirada de Goya de Javier Alandes es una de ellas. Y es que el libro es, de per se, una experiencia literaria tan cinematográfica como entretenida. La habilidad del autor para documentarse de manera exhaustiva queda patente en los detalles de combates, las escenas en las que callejeamos por Burdeos con Goya y su forma de tomar el pincel.

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Por si esto no fuera poco, la novela está repleta de escenas de acción tan bien descritas que casi puedes sentir la adrenalina de los personajes. Estos momentos de tensión y peligro se entrelazan hábilmente con pasajes más reflexivos, creando un equilibrio que mantiene la historia atractiva de principio a fin. De cualquier forma, para mí lo más destacable, quizás, es cómo Alandes captura el ritmo de vida y el ambiente de Burdeos en esa época y la fiereza con la que Goya, consciente de que su final está próximo, se aferra a la vida y se vuelca en producir, con cada vez más ahínco, para dejar testimonio de su maravilloso mundo interior.

En conclusión, 'La última mirada de Goya' es una obra imprescindible para los amantes de la novela histórica. Con su mezcla de ficción, historia, personajes memorables y una narrativa absorbente, Alandes no solo recrea un período fascinante de la historia, sino que también nos ofrece una ventana a la vida de uno de los artistas más emblemáticos de España. Una obra que por su ritmo de lectura y su interesante trama gustará a cualquiera que le de un refugio entre sus manos.

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