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NOTA: 9

Reseña de Memorias de una salvaje, la esperada novela de Srta Bebi

Noelia Santalucia 0 Comentarios
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Diseñadora gráfica, bloguera empedernida y bookstagrammer en @zobooks....


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Imágen destacada - Reseña de Memorias de una salvaje, la esperada novela de Srta Bebi

Hoy analizamos Memorias de una salvaje: una novela feminista y bastante dura. La obra trata sobre la prostitución, tema que ya hemos tratado en Momoko otras veces en libros que hablan de prostitución, pero ninguno como este. Vimos la prostitución desde el punto de vista del cliente con la reseña de Pagando por ello y la opinión de una prostituta que elige serlo con Morgane Mertuil. Pero esta vez hablamos de un tema muy distinto: la explotación sexual.

Argumento de Memorias de una salvaje

Nuestra protagonista es Kassandra, una joven de diecinueve años, hija de un narcotraficante. Todo en su vida iba más o menos bien, teniendo en cuenta el mundo en el que está metido toda su familia, hasta que su padre muere. Cuando aún no le ha dado tiempo al cadáver a enfriarse se descubre que este teníauna gran deuda. A su madre ya no le queda dinero, así que les proponen un trato: Kassandra trabajará para ellos como recepcionista de uno de sus clubs de prostitución.

Trabajando allí, Kassandra descubrirá cómo es el mundo de la prostitución, y el lector lo hará con ella. Seremos testigos no sólo de explotación sexual, sino también de numerosas palizas y vejaciones, consumo de drogas e incluso asesinato con el que dominan a las chicas.

Srta Bebi, autora de Memorias de una salvaje

Antes de seguir con la novela tenemos que hablar de la autora. Y es que, para entender este libro, hay que conocerla. Bebi es el pseudónimo de una joven nacida en 1992, escritora y activista online por el feminismo y la igualdad. El libro está plagado de ello y es una clara alegoría de la sociedad actual. No es su primer libro, pero sí su primera novela, ya que antes había escrito otros dos: Amor y asco e Indomable.

K de Kassandra, la protagonista de Memorias de una salvaje

Kassandra no es una chica común: a pesar de su juventud ha vivido muchas cosas ya que tener un padre narcotraficante le ha traído más desgracias que alegrías. Es guapa a rabiar y no es un tipo de belleza que pase desapercibida: su aspecto casi nórdico y esos ojos verdes atraen todas las miradas. Está acostumbrada a lidiar con los hombres, es brava y no soporta a los machitos.

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“Ser mujer es mucho más que buscar a un hombre - le decía muchas veces a su madre -. No es tener coño o parir. Eso son cosas que nos han metido en la cabeza para hacernos pensar que en este sistema giramos en torno a la función de los cuidados. El sistema es una mierda porque lo manejan hijos de la mierda, que nos hunden en la mierda a nosotras, las mujeres. Porque ser mujer es una posición política, mamá. La posición del aguante.”

La explotación sexual, tema central de Memorias de una salvaje

Las chicas que hay en el prostíbulo donde trabaja Kassandra no están allí porque quieran, eso queda claro desde un primer momento. A todas se las ha engañado con la promesa de una vida mejor, se les prometió un trabajo como camarera en España, con el que podrían enviar dinero a sus familias y así salir de la pobreza. La mentira les quedó bien, pero la realidad es otra: una deuda infinita, poco contacto con la familia y una explotación constante.

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“ El ejemplo visual era claro: aquellas mujeres no eran mujeres. Ni siquiera eran mano de obra. Eran objetos. Máquinas de hacer dinero guardadas en la bodega, a la espera de ser expuestas cuando el negocio volviera a abrir sus puertas.”

Conoceremos la historia anterior de cada una de las chicas que trabajan en el prostíbulo antes de adentrarnos en su vida actual. Cómo llegaron a España, para qué necesitaban el dinero, cómo se sintieron al saber que venderían su cuerpo. Ellas son Polina, Marcela, Bruna, Aleksandra, Katia y Maisha, todas son de distintas nacionalidades.

Las chicas hacen turnos de doce horas o más, incluso teniendo la regla o estando enfermas. Si no ganan lo que el jefe quiere cada semana, reciben brutales palizas, las humillan, les mean en la cara…

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“Las palizas y agresiones aparentemente sin motivo eran algo habitual en la trata de mujeres, pero detrás de esa apariencia superficial se encontraba el motivo real y de mayor peso: el silencio. Conseguir el silencio de las víctimas era esencial.”

La relación de K y Ram, hay amor en Memorias de una salvaje

Kassandra termina recibiendo algunos golpes (bastantes, a decir verdad). Tras recibir numerosas palizas decide aprender a defenderse y termina en el gimnasio de Ram. El chico alucina al verla: no es un gimnasio en el que acostumbren a ver mujeres y todavía menos las que son tan espectaculares como ella.

Ram es mestizo, medio gitano. Regenta el gimnasio desde hace bastantes años y sabe todo lo necesario de Krav Magá. Sin embargo, nunca enseña las técnicas más peligrosas por seguridad. Tuvo una infancia difícil y por ello comprenderá la forma de ser de Kassandra.

La tensión sexual se puede cortar desde el primer momento. Estos dos se llevan un jueguecito que enganchará a cualquiera. Este es, desde luego, el culebrón de la novela. Sin embargo, por muy caliente que esté la cosa, K no quiere nada con ningún hombre por el momento. Así que disfrutará del juego que se trae con Ram sin llevarlo amás.

Ram verá las continuas marcas y moretones de Kassandra y empezará a preocuparse por nuestra protagonista. Sin embargo, respetará su privacidad y le enseñará todo lo que sabe.

Mi opinión de Memorias de una salvaje

Tengo que avisar de que, a pesar de ser ficción, se trata de una novela muy dura de leer. No existe ese prostíbulo ni esas mujeres concretas,pero existen muchos otros clubs como ese y muchas otras mujeres en esa situación. La trata sexual es una realidad tanto en España como fuera de nuestro país. Se comercia con mujeres, se les arrebata su libertad y su capacidad de decidir, se las obliga a hacer cosas horribles, se las maltrata e incluso llegan a terminar con su vida.

Todo eso sale en esta novela y sabemos que es una realidad, por eso es tan terrible leerlo. No sólo se comercia con mujeres, sino también con niñas. Kassandra se mete hasta el fondo en esta mafia y nos cuenta todo lo que pasa sin ningún tipo de velo o tapujo.

En la novela también se muestran las agresiones verbales, acoso y humillaciones que sufren todas las mujeres por parte de hombres comunes y corrientes en su día a día.

La propia autora explica al final de la novela que esto es una alegoría de la sociedad en la que vivimos.Es ficción pero no es ficción ya que ocurre en la realidad y en el fondo todos lo sabemos. Es un secreto a voces. Sin embargo a mí, personalmente, me gustan este tipo de novelas. Quiero conocer la realidad de lo que ocurre en el mundo, no quiero esconder que todas (en mayor o menor medida) nos hemos sentido humilladas, vejadas y maltratadas.

A pesar de la crueldad que relata la novela, no se trata de un libro derrotista. Memorias de una salvaje llama a la rebelión, a que busquemos nuestra libertad y nuestra felicidad. Es una llamada a dejar de callarnos.

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“Todas las mujeres somos putas a lo largo de nuestra vida, por una u otra razón. Una es una puta cuando la obligan, es una puta cuando la engañan, es una puta cuando es libre o cuando es esclava, es una puta cuando hace las cosas bien o cuando empieza a hacerlas bien. La sociedad quiere historias de mujeres sumisas, que aman y que sufren porque aman, pero aman amar así.”


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