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NOTA: 7.5

Las cinco espadas, crítica de una novela de fantasía bélica increíble

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Escritora consumada, concept artist en ciernes y adicta al trabajo. Do...


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Imágen destacada - Las cinco espadas, crítica de una novela de fantasía bélica increíble

Desde el mismo prólogo se nos presenta a Mulkrod quizás como un hombre cruel que no siente ningún tipo de compasión por su anciano padre y que espera el momento en el que este muera para hacerse con el poder. A pesar que más adelante el propio narrador nos afirma que Mulkrod amaba en realidad a su padre, la sensación que transmite la decisión del emperador de poner el poder en manos del consejo nos revela la compleja relación que ambos tenían.

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Lo tuvo claro desde que se cambió de ropa y no les preguntó a sus sirvientes qué era lo que ocurría; ya lo sabía él, su padre llamaba a sus hijos para que estuvieran con él en su final. ‹‹Al viejo le queda poco››.

La simbología entre el poder de la Iglesia y el de los magos

Sangre y oscuridad. Las cinco espadas nos introduce en un mundo de fantasía que se sacude nervioso ante la sucesión al trono del emperador. El contexto y el mundo de la obra nos recuerda al Imperio Romano y a su situación problemática en los últimos años, cuando Roma tenía más fronteras de las que se podía permitir guardar y se vio forzada a hacer pactos humillantes con Persia para poder sobrevivir.

En ese sentido el Imperio y el Emperador recuerdan enormemente a las grandes figuras políticas de Roma mientras que Sinarold del Este y los Tres Reinos representan a los territorios bárbaros capaces de hacerle frente. Sin embargo, no es la única simbología que encontraremos. Al igual que la Iglesia Católica en su momento, la Orden de Zurst permanece al lado del Emperador y hacen valer sus decisiones por encima de las del propio gobernante, lo cual no deja de molestar a Mulkrod.

Al igual que los propios sacerdotes o incluso los miembros de la orden de los templarios (con los que tendría más sentido compararlos debido al secretismo de sus misiones y a sus pruebas), los magos de la Orden de Oncrust en Sangre y oscuridad. Las cinco espadas deben realizar un voto de celibato, castidad y obediencia a los superiores. A cambio tienen el respeto de la gente común y el poder de la magia, que los hace más resitentes al paso de las estaciones y del tiempo y que les otorga la capacidad de dormir poco y alimentarse menos.

Política y guerra medieval, el verdadero tema en el que se centra Las cinco espadas

¿Es posible coger una novela de fantasía con un tema tan empleado como la espada mágica artúrica para dominarlos a todos y a pesar de ello hacer una novela interesante? Sí, siempre y cuando introduzca cosas nuevas o su narrativa sea novedosa.

En lugar de fantasía medieval sería más correcto llamar a Las Cinco Espadas fantasía bélica, porque el grueso de su argumento y de los acontecimientos que giran alrededor de los personajes es una gran guerra. La gran guerra impulsada por el ascenso de Mulkrod al trono de Sharpast y que acabará afectando a todo Occidente.

Para que te sea fácil seguir la trama y entender las motivaciones de todos los reinos y facciones envueltas, Javier Duce va poco a poco introduciéndote a los personajes en su día a día y en momentos de completa tranquilidad y costumbrismo que nos permiten hacernos un perfil mental de cada uno de ellos: Halon es listo y avispado, Arnust un mago inteligente pero no tan poderoso como otros; Nairmar es humilde y al mismo tiempo imprudente y Neilholm un hombre que mataría a quien fuera con tal de volver con su familia.

Cada uno de ellos representa a uno de los reinos amenazados por la expansión y la invasión de Sharpast a Sinarold. Y sin embargo, el autor no nos muestra solamente el bando de los aliados. Alternados entre varios capítulos conoceremos los pareceres del capitán del ejército terrestre de Sharpast y su miedo a fracasar y que Mulkrod le corte la cabeza o incluso el propio parecer del emperador.

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Uno a uno, todos los defensores iban cayendo sin remedio. Los atacantes comenzaron el saqueo de la ciudad y se olvidaron de los que intentaban resistir; ahora lo único que les importaba era conseguir el mayor botín posible. Las mujeres eran violadas nada más ser atrapadas, en medio de las calles, sin pudor; las casas eran saqueadas y algunas quemadas, los hombres eran asesinados, los niños eran atrapados para luego venderlos como esclavos. Los soldados, insaciables, buscaban conseguir el mayor botín posible, llegando a pelearse a veces entre ellos, hasta el punto de acabar con la vida de algún compañero. La codicia les podía a muchos.

Juegos de política, negociaciones y discusiones al más puro estilo de Sapkowski donde los reyes gordos y cobardes pondrán sus “condiciones” para ayudar al prójimo, donde el honor importa bien poco cuando hay cientos de vidas en juego y donde los buenos se verán forzados a arrojar a niños y civiles inocentes al mar para poder sobrevivir.  

Y por encima de todo, la guerra

Es sorprendente ver la guerra medieval tan bien descrita como ocurre con Las cinco espadas. Conforme se van sucediendo las batallas veremos cómo reaccionan de una forma tan humana y realista que parece inspirado en la propia historia que conocemos. Reyes que se deprimen y se echan a llorar al ver al enemigo a las puertas de su ciudad; soldados que violan a las mujeres en mitad de una sanguinaria batalla solo para desfogar su violencia interna y más aterradora; regentes que deben sacrificarse por el bien de sus hijas y sobre todo, muertos. Muertos por todas partes. Muertos que se acumulan en los fosos y los muros de los castillos y que no son más que números para los reyes y para nosotros como lectores.

El dominio de técnicas de guerra medievales de Javier es sin duda alguna extenso. Su conocimiento de todo tipo de tretas para tomar una ciudad, romper un asedio en una batalla naval o incluso robar un ariete en un despiste del enemigo es tal que continuamente tendrás la sensación de que cualquiera de los reinos que están enfrentados podrían ganar la batalla.

Está claro que Arnust, Halon y Maorn como protagonistas aguantarán vivos el tiempo suficiente, pero quizás sea demasiado tarde para la codicia de Sharpast y los reinos conquistados. Quizás Mulkrod tenga más que decir.

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La táctica de los ejército de Vanion no había cambiado desde los tiempos de Ulrod: la infantería lucharía con los escudos juntos y las lanzas en ristre, hombro con hombro, formando una mole impenetrable de escudos y lanzas que serían apoyados por algunos cuerpos de arqueros, y los flancos estarían cubiertos por la caballería pesada y ligera.

Coherencia en política y magia cuando lo requiere.

Una de las particularidades de Las Cinco espadas es precisamente lo coherente que es con pequeños detalles de política bélica y cómo después te mete una bomba de fuego lanzada por un mago sin que en ningún momento se rompa el hilo que conforma el argumento o la ilusión. Así, por ejemplo, explica con pormenores cómo Mulkrod crea una política proteccionista en la que cierra la frontera entre oriente y occidente para aumentar el consumo interno y no enriquecer a potenciales reinos enemigos antes de empezar su guerra.

Pero al mismo tiempo tenemos a las órdenes de brujos enfrentadas que deciden sobre política, que se involucran en las decisiones de reyes y cuya voluntad mueve el curso del mundo. Magos que no son tan poderosos como en otras obras de fantasía y a los que el excesivo celo por mantener la tradición ha ido debilitando poco a poco.

Todo ello, para que sea coherente, necesita de un poderoso backstory sobre el mundo y sus construcciones, sus tradiciones y su ambiente. Los guerreros no son guerreros porque sí, sino porque pelearon en la guerra contra los piratas hace muchos años; los magos no viven en simples casas de piedras, sino en fortificaciones que datan de tiempo inmemoriales y los imperios y alianzas se forjan por acontecimientos pasados, no por afinidades comunes. Y eso, Las cinco espadas, lo hace muy bien.

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La Torre de Oncrust fue construida con piedras de las canteras del Pedregal y de Heraclion en un momento en el que la Orden de Oncrust era poderosa e influyente, pero en los tiempos que corrían, la Orden había perdido gran parte de su antiguo poder.

Unos extras realmente completos

Las cinco espadas, al igual que cualquier bestseller, cuenta con un Anexo realmente potente y cargado de referencias al que, lamentablemente, llegamos cuando terminamos la novela pero que serán de gran apoyo a los que tengan la edición física. Los anexos incluyen dos mapas dibujados a mano, así como un glosario lleno de información sobre los personajes, las familias nobiliarias y las localizaciones que serán de gran ayuda a todos aquellos que se pierdan un poco entre la gran cantidad de nombres propios y apellidos que irán apareciendo entre cada capítulo.

Mi opinión personal sobre Las cinco espadas

Cuando empiezas a leer Las cinco espadas no te esperas el tipo de novela que ha caído en tus manos. Y es honesto decir que su primer capítulo es el más flojo de todo el libro, porque en cuanto te metes por primera vez en la Orden de Oncrust y en la vida de la facción contraria a Sharpast te das cuenta del enorme salto de calidad que adquiere la novela.

Se nota que Javier Duce es un auténtico apasionado de la estrategia bélica medieval porque tiene el increíble talento de no despachar los combates con un par de tecnicismos del estilo de: “molinete, salto, mariposa y el enemigo cayó al suelo decapitado”. En su novela no hay héroes capaces de asesinar a treinta enemigos él solo, ni mucho menos facciones ganadoras simplemente por sus ideales positivos y su moral bondadosa: la guerra es una cuestión de matemáticas, de números, de estrategias y de astucia, donde el simple grito de un hombre puede impedir que tomen un castillo.  

Leer Las Cinco Espadas es un apasionante ejercicio de estudio en el que descubres todo tipo de técnicas reales con la que los ejércitos medievales conseguían dominar y conquistar territorios, conseguir que un pueblo se rebele o cómo funcionan las dinámicas de poder y las sucesiones costosas entre los hombres que han nacido nobles o que han probado su valía en el campo de batalla.

Si tuviera que encontrarle un inconveniente a la novela, esa sería que creo que ciertos personajes como Maillourn o Arnust son demasiado arquetípicos y bondadosos y les falta algún tipo de defecto que los haga más palpables y humanos. También la aparición de algunas mujeres en momentos específicos para incluir una escena erótica, sin que se hubiera anticipado en ningún momento que el príncipe estaba enamorado, etc. me sacó un poco del argumento. Pero de nuevo, no son defectos que ensombrezcan demasiado una novela potente, muy redonda y que creo que cualquier escritor de ficción medieval debería leer.

Quizás me hubiera gustado también que el final no acabase de forma tan abrupta. ¡Eché de menos un cliffhanger! La aparición del cadáver de alguien importante, la fuga de algún rehén o incluso la visión de ese personaje en particular en la torre de Zigrug del que no os hablaré más.

Está claro que yo querré leer la siguiente parte

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