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NOTA: 7

Hasta la última palabra de Tamara Ireland una novela de pensamientos intrusivos, poesía y aceptación.

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Imágen destacada - Hasta la última palabra de Tamara Ireland una novela de pensamientos intrusivos, poesía y aceptación.

Argumento de Hasta la última palabra

“Si pudieras leer mi mente no estarías sonriendo”

Samantha McAllister, una chica con el pelo perfectamente peinado, con el maquillaje bien aplicado, deportista y muy popular, esconde un secreto que no puede sacar a la luz. Padece un trastorno obsesivo compulsivo (TOC) que dirige su vida completamente. Ella no quiere que su máscara de perfección quede expuesta por lo tanto guarda su problema en lo más profundo de su corazón. 

Cuando conoce a Caroline su faceta de apariencias se rompe. Caroline le muestra un nuevo mundo donde Sam se expresa libremente: El Rincón de los poetas. Su vida poco a poco cambiará y Samantha, la chica popular que haría cualquier cosa para complacer a su grupo de amigas desaparece poco a poco para dar lugar a Sam, una chica valiente, expresiva y sincera que quiere vivir honestamente. 

Aunque toda la cordura y sensatez que ha obtenido gracias al Rincón de los poetas y a Caroline se romperán definitivamente al conocer una verdad que romperá su estabilidad.

De principio a fin Sam tendrá que aprender a confiar en sí misma, a entender su trastorno y aprender que las apariencias no son la fuente de la felicidad. 

Sobre Tamara Ireland y el porqué de Hasta la misma palabra… 

Antes de seguir hablando sobre la historia de esta novela, considero conveniente hacer un pequeño apartado sobre Tamara Ireland, escritora americana de novelas para jóvenes y adultos, periodista y experta en comunicación. Ireland, a partir de Sam, la protagonista de Hasta la última palabra quería contar la historia de una de sus amigas, que a los doce años fue diagnosticada con un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). La autora de nuestra novela quería reflejar las dificultades y la corriente de pensamientos negativos infinitos que sufre una persona con este trastorno. Ireland pasó dos años documentándose con precisión sobre lo que supone vivir con TOC desde la perspectiva del paciente y también desde el panorama médico, leyendo un montón de blogs, artículos y revistas. Consultó exhaustivamente con cuatro profesionales de salud mental para poder transmitir fielmente cómo es vivir con este trastorno.

“Muchas personas con un trastorno obsesivo-compulsivo utilizan las palabras «obsesivo puro» para diferenciar una obsesión con sus pensamientos de las conductas externas más conocidas, como el ritual de lavarse las manos o comprobar si se ha cerrado con llave.”

Tamara Ireland quería representar como debe tratarse este trastorno en la vida cotidiana de una adolescente. Entre pasaje y pasaje de la novela encontramos escenas que reflejan la terapia de exposición, una subcategoría de la terapia cognitivo-conductual, que consiste en exponer al paciente a la fuente de sus pensamientos intrusos y hacerles lidiar directamente con su factor de miedo para hacerles comprender la irracionalidad de sus pensamientos. En nuestra historia podemos encontrar como la madre de Sam aplica esta terapia al darle unas tijeras a Sam cuando ella sufre una crisis que la hace querer cortarle el pelo a su hermana.

“Entonces reparo en el bloque para los cuchillos, lleno. Y unas tijeras.

-Podría dejarla sin pelo.”

 Ireland quiere remarcar que, aunque no aparece explícitamente escrito, Sam ya ha efectuado este tipo de terapia con anterioridad y que su madre esta al corriente de como actuar y se preocupa y actúa de forma activa en la mejoría de el trastorno de su hija. La terapia cognitivo-conductual es emocional y físicamente demandante, los terapeutas pueden adoptar con posterioridad la psicoterapia tradicional, la que Sam y Sue, su terapeuta, llevan acabo a lo largo de la novela.

Hasta la última palabra a pesar de ser una obra ficticia esta basada en una historia muy real que inspiró a la autora a recrear la relación entre Sam y su psicóloga.

Ha sido instructivo, estimulante y desgarrador. A lo largo del proceso de escritura de esta novela, me ha conmovido aún más su conexión, y he acabado sintiendo un renovado respeto por los profesionales de salud mental, especialmente por aquellos que trabajan estrechamente con adolescentes

La historia de Sam …

Samantha McAllister forma parte de las Alucinantes Ocho, un grupo de amigas que a pesar de su nombre, solo cinco miembros tienen el privilegio de formar parte de él. En el instituto son las típicas chicas intimidantes y ricas que se dedican a pasar el tiempo de fiesta en fiesta hablando sobre chicos y estancias en distintos SPA. Sam pero, se distingue en un pequeño aspecto, cuando hablan de fiestas ella se plantea mil veces qué sucederá, cómo sucederá y si será capaz de ir. Cuando sus amigas hablan de chicos, Sam no puede evitar obsesionarse, con uno, dos o tres chicos y buscar compulsivamente en las redes sociales sobre su vida siempre quedando sin saciar de información. A parte de estos pensamientos intrusivos Sam padece una extraña obsesión con el número tres, por ejemplo, cuando va en coche el cuentakilómetros debe terminar siempre en tres. A veces sufre pensamientos aterradores que no la dejan tener una vida normal. Sam esconde su trastorno a todas sus amigas porque no quiere que su apariencia aparentemente controlada se derrumbe, ella sabe que sus amigas no son precisamente comprensivas, de hecho, llegaron a cometer atrocidades como abusar de un pobre chico que tartamudeaba haciendo que este no soportara más ir a la escuela.

La vida de Samantha cambia radicalmente el día que se encuentra con Caroline, una chica que viste camisetas estampadas con frases de auto ayuda y no habla mucho de sí misma. Caroline es un personaje muy especial, que desempeña el papel de consejera, ayuda a Sam a integrarse en El rincón de los poetas y le introduce una nueva vida fuera de apariencias y amigos falsos. 

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“Amiga mía, estas en la caja de bateo y dejas que las pelotas te golpeen en la cabeza, una y otra vez. Pero no tienes por qué hacerlo- asegura, y se da golpecitos en la sien con un dedo-. Tienes un bate perfectamente bueno.”

En el Rincón de los poetas Sam conoce a un grupo de chicos y chicas que se desahogan a través de la poesía. Chelsea, una de las chicas del grupo se dedica a escribir sobre su corazón roto. Sydney, Cameron, Emily… al verlos ser tan sinceros y abiertos con sus poemas Sam se da cuenta de que estaba juzgando a las personas sin precedentes. Ella creía que estos chicos eran personas corrientes con vidas aburridas, pero se da cuenta de que todo el mundo tiene algo sobre lo que hablar, sobre lo que poder expresarse. Abigail una participante del Rincón de los poetas expresa exactamente esto en una de sus poesías.

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Tímida, insegura,

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¿te cuesta decir lo que piensas?

"

«Haz como si», dicen.

"

Haz como si no te costara.

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"

Ve erguida al andar.

"

Proyecta la voz al hablar.

"

Levanta la mano en clase.

"

Haz como si.

"


"

Da tu opinión. Córtate el pelo.

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Interpreta tu papel. Representa tu papel.

"

Puedes hacerlo.

"

Haz como si.

"


"

Si de verdad me conocierais,

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si hurgarais en mi interior,

"

me veríais tímida, insegura y asustada,

"


"

haciendo como si.

"

Irónico, ¿verdad?

"


"

La única vez que no

"

hago «como si».

"

es en el escenario.

Abigail despierta en Sam una nueva perspectiva, una visión más amplia de las cosas. Sam por fin se da cuenta poco a poco que no debe avergonzarse ni esconder su trastorno, gracias al Rincón de los poetas empieza a vivir una vida más sincera y es capaz de separarse poco a poco de su grupo de amigas.

A parte de Caroline, AJ es un personaje clave para comprender la evolución de Sam. AJ era el chico al que torturaron las Alucinantes Ocho, que gracias a la poesía a podido reencontrar su confianza y ser feliz. AJ está resentido con Sam por todo lo que le hizo en el pasado, pero a medida que la va conociendo mejor comprende que Sam es una chica asustada y acomplejada que se esfuerza para que la acepten en El rincón de los poetas, ella quiere salir de su imagen de chica popular con una vida perfecta. AJ le muestra las paredes del Rincón de los poetas, que esta repleta de poesías escritas por los anteriores miembros. Cada vez que alguien recita una poesía en el escenario debe engancharla en la pared, para que así sus palabras perduren.. 

Sam durante toda la trama observa como su salud mental va mejorando lentamente, con sus pequeñas recaídas, pero poco a poco gracias a Sue, su terapeuta, es capaz de ver el lado bueno de las cosas. Distanciarse de sus amigas de la infancia y aprender a expresarse cada vez con más facilidad son hechos que ayudan a Sam a poder controlar o distraer con más afinidad sus pensamientos intrusivos.

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De pie, en la plataforma.

"

El sol me penetra la piel.

"

El agua me cubrirá como un manto.

"

Y volveré a estar segura.

La natación también juega un papel clave en la salud mental de Sam, que lleva toda su vida nadando. Estar en el agua la ayuda a distraerse y dejar su mente en blanco. Ahora sumando la poesía y AJ a sus recursos de evasión, Sam consigue mejorar considerablemente.

Sam al recuperar la confianza de AJ abre su corazón y se enamora, un amor correspondido, aunque no es capaz de contar su secreto porque no quiere que AJ la trate de forma distinta si sabe que realmente sufre un trastorno.

Sam y AJ se complementan perfectamente, los dos apoyan al otro y se cuidan mutuamente. Aunque toda la confianza se ve amenazada cuando Sam descubre algo inesperado sobre Caroline, un hecho que la deja completamente alterada. Y que deja a AJ confundido y asustado.

Por qué leer Hasta la última palabra …

La novela de Tamara Ireland no ha sido especialmente valorada y considero que es importante darle una oportunidad. Enfocada desde un punto de vista muy especial Hasta la última palabra puede parecer la típica novela cliché juvenil, pero dista mucho de esa idea, presentando personajes muy humanos y redondos nos deja entrever la vida de una adolescente que sufre TOC sin edulcorantes. La pluma de la autora es sencilla y clara. Las poesías que se bordan entre la historia son uno de los puntos fuertes de la novela, ya sea una poesía corta sobre un pastelito o bien una poesía sobre la pérdida de un ser querido, Ireland consigue a partir de un lenguaje sin pretensiones trasmitir todo el sentimiento.

Hasta la última palabra es un libro lleno de emociones, personajes entrañables y tangibles que te pondrá la piel de gallina al llegar al final y te hará querer volver a leer la novela desde el inicio para comprender plenamente lo que llevaba sucediendo desde un principio.

"

“Has cometido errores toda tu vida y vas a seguir cometiéndolos. El secreto está en admitir tus errores, quedarte con lo que necesitas de ellos y pasar página”.

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