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Entre los sueños: reseña de un thriller que no cumple

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Escritora consumada, concept artist en ciernes y adicta al trabajo. Do...


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Imágen destacada - Entre los sueños: reseña de un thriller que no cumple

Estrenamos el nuevo diseño de Momoko con nuestra primera #momokoreseña de un libro de Elio Quiroga, afamado escritor de ciencia ficción y ganador del premio Minotauro entre otros. En esta novela se nos propone un thriller de ciencia ficción en el que los personajes esconden y bloquean más secretos y mentiras de lo que ellos mismos querrían reconocer.

Argumento de Entre los sueños

Sonia es una joven investigadora que le oculta a todos, incluso a su marido Juan, un terrible secreto: cuando era pequeña, su padre se transformaba una o dos veces al mes en un monstruo horripilante y la violaba brutalmente y sin contemplaciones. Un día, furioso porque madre e hija se habían encerrado en un armario y no era capaz de llegar a ellas, se ahorca a él mismo en el cuarto de baño, liberando a las dos mujeres de la sombra de su amenaza.

Ahora, muchos años después,Sonia es una brillante científica que comparte junto a su marido una teoría acerca del nacimiento del universo y de las particularidades de la materia oscura que puede llegar a revolucionar el mundo de la física. Su vida no es mala, aunque en el plano sexual siempre se haya sentido cohibida e incapaz de llegar a disfrutarlo completamente.

Sin embargo, todas sus esperanzas en el futuro se despiertan cuando reciben una llamada de un laboratorio de ciencia para emplear uno de los telescopios más potentes de la Isla de la Palma. Allí, es posible que descubran por fin la evidencia científica que demuestre que su teoría es real. Y quizás también allí consigan por fin tener el hijo que Sonia tanto tiempo ha estado esperando.

Un comienzo prometedor, una ejecución bastante tosca.

Entre los sueños cuenta con un principio simplemente asombroso. Agazapadas entre las sombras de un armario, la madre y la hija adolescente escuchan los bramidos de un padre que tendría que haberlas amado y que ahora les ordena que salgan para que pueda matarlas. Y de pronto se realiza el silencio. Y tanto tú como lector como las propias protagonistas temen que el hombre esté esperándolas detrás de una puerta con un cuchillo en la mano. Cada paso que da la niña desde fuera es un calambre de pavor para el lector, y el momento en el que encuentra a su padre ahorcado en el baño, recubierto con sus propias inmundicias, ni siquiera es liberador.

Pero de pronto entramos en el día a día de una joven aspirante al premio Nobel con sus frustraciones y preocupaciones típicas que debería servir como colchón o antecedentes para que el thriller psicológico se fuera desenredando frente a nuestros ojos.

TODO

Universidad de Oxford

Pero, lamentablemente, no es así. La novela invierte demasiadas páginas en contarnos la backstory de Sonia y Juan, que realiza más como un ejercicio de redacción que como una forma de introducirnos en el interior de las luchas internas de un matrimonio. La sensación que se extrae conforme lees la historia de Sonia en Oxford y cómo empezó su relación con Juan es fría, irreal y carente de realismo. Lo que nos cuenta bien podría haber ocurrido en la realidad, pero es la forma de narración del propio libro de este pasado, como si fuera algo que tuviera que sacudirse inevitablemente de encima antes de empezar a leer la historia, lo que rechina en la mente del lector.

Mientras lo leía no podía dejar de sentirme como si estuviera frente a la obra de un escritor novel de una editorial poco reconocida. Es exactamente la misma sensación que cuando lees una pequeña reseña en Netflix o en tu televisión acerca de una película: no entraña ni el alma ni el espíritu de la propia historia, sino que se limita a narrar los hechos.

A partir de ese momento pasarán prácticamente 190 páginas de absoluta cotidianeidad entre la vida de Sonia de Juan llegando a las islas de Las Palmas, saliendo a comer, conociendo a sus vecinos y simplemente pasando el tiempo de manera que se vaya formando el contexto para luego desenredar todo el conflicto del thriller psicológico. Sin embargo, en una obra de prácticamente 400 páginas más de la mitad de ellas son simplemente situacionales y esto acaba convirtiéndose en un exceso.

A partir de la página 195, el thriller por fin muestra sus verdaderos colores y saca a relucir realmente la esencia de lo que incluso anticipa la contracubierta del libro: la aparición de Robert.

Sobre la documentación de la novela

Entre los sueños cuenta con una profunda documentación tanto científica como turística que se desborda a lo largo de estas páginas. Cada vez que Sonia trata de hacerle entender su teoría o sus ideas a cualquier personaje con el que se encuentra, se suceden varias páginas de complejas explicaciones donde es necesario tener un cierto conocimiento sobre ciencia para poder seguir sus razonamientos.

Así, aunque a menudo los partícipes de la conversación que charlan con Sonia tratan de soltar frases conclusivas para llegar a los lectores por el buen camino del racionamiento científico, a menudo estos largos diálogos podían llegar a hacer farragosos a cualquier persona que no comprenda el tema o no esté a la altura de sus diálogos.

También el viaje a Las Palmas le sirve a Elio Quiroga para dar rienda suelta de todo lo que aprendió en su viaje para documentarse. Continuamente nos da información sobre la forma de ser de los palmeños, la gastronomía de la isla o incluso el funcionamiento del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), exceptuando que, de nuevo, la forma de hablar continuamente de su paisaje, del delicioso vino del lugar o de los maravillosos paisajes es tan irreal por parte de algunos personajes, que continuamente rechina la labor publicitaria de la obra.

TODO

Partes que me rechinan y extraños sucesos.

Conforme iba leyendo Entre los sueños, me encontré con varios puntos que me llamaron mucho la atención. Es decir, no me habrían extrañado tanto de un escritor que está empezando, pero sí de un Premio Minotauro.

La primera de todas ellas es la forma que tiene de describir a algunos de los personajes que aparecen en escena.

"

- Sonia, Juan, os voy a presentar a las dos usuarias del Hershel durante estas semanas. En caso de que surjan problemas en vuestro telescopio, ellas serán la primera ayuda disponible, conque hay que tratarlas bien - rio -. Son Tricia Mortimer y Anna Stiff.

"

- Y no somos hermanas - dijo Tricia, la más rellenita de las dos, con un vozarrón impropio de su aspecto y un simpático acento inglés [...]

Os dais cuenta de lo que ha hecho ahí ¿verdad? Nos presenta a Tricia, un personaje que no es en absoluto relevante para la obra, definiéndola como la “más rellenita de las dos”, como si ese fuera el primer aspecto de su físico o personalidad que te llamase la atención y que te permitiese diferenciarla. El nombre no es suficiente, hay que aclarar que, de las dos mujeres, esta es la que presentaba un mayor peso.

Pero es que no se queda ahí, sino que un par de líneas más abajo, su compañera comenta:

"

Estoy pensando en hacer una camisa serigrafiada, NO SOMOS HERMANAS, y ponérnosla siempre que estemos juntas - dijo riendo Anna, que era algo más delgada, tan risueña como su compañera…

Una regla básica en la escritura es que no hace falta describir algo dos veces en un escaso margen y espacio, y sin embargo Elio Quiroga estipula necesario diferenciar selectivamente a ambas mujeres por su peso de una forma muy definitiva. A propósito de todo esto, Tricia no vuelve a ser relevante en toda la historia.

A esto hay que añadirle alguna desafortunada repetición de adjetivos como «era la más jovial de dos mujeres joviales» o incoherencias como el hecho de decir que Javier, el ex de Sonia decía siempre que él era de letras cuando es psiquiatra (algo que intenta solucionar más adelante haciendo que este mismo se declare escritor de recetas médicas) o los saltos temporales con los que ni la novela se aclara.

En un punto el narrador dice que estaban buscando un hijo desde hacía ocho meses, mientras que algunas páginas antes afirma que son un par de semanas. Pequeños toques que son realmente garrafales en un thriller psicológico donde es esencial que te creas que algo así podría ocurrir para provocar un efecto completo.

Mi opinión general de la obra (con spoilers incluidos)

Lamentablemente he de confesar que Entre los sueños ha sido mi segunda decepción en cuanto a thrillers psicológicos rodeadas de ciencia ficción (el primero fue Materia oscura). A pesar de que el comienzo se auguraba realmente atractivo y que el prólogo me demostró lo increíblemente bien que puede llegar a escribir Elio Quiroga, la obra en general me provocó una terrible decepción, una sensación de desgana y la continua sospecha de que esto no había pasado por las manos de un editor especialmente crítico.

Ya no solo por las incoherencias que rayan lo absurdo del principio de la obra, o la forma tan desapasionada con la que se narra el pasado de los protagonistas, sino también por el propio desenlace de la misma. En el momento en el que aparece Robert y Sonia decide abrirle su corazón y entregarse a él, empieza una enorme serie de páginas donde el esquema se repite hasta la saciedad y que resta importancia al interés que estaba ganando la obra.

La fórmula va así:

Sonia está triste porque Robert no está de día con ella -> Robert aparece -> hacen el amor como locos -> largas descripciones de la plenitud de Sonia como mujer al alcanzar el orgasmo -> Robert soluciona algún problema del experimento haciéndolo todo más interesante -> vuelta a empezar.

Para la enorme cantidad de páginas que se pasan hablando de la relación de Javier y de Sonia, del divorcio de este (que no aporta nada a la trama) o incluso del desconocido que le da miedito a Sonia y que aparece de vez en cuando por la zona, podrían haberse ido dejando pistas del potencial desajuste mental de Juan. Cosas como que fuera sonámbulo, que se trajera los DVDs con las películas de Robert de Niro, que él no le quiera contar algo a ella. 

Todo esto contribuiría a que el propio lector pueda tener sus sospechas sobre si es el propio Robert un constructo de la demencia de Juan o es, en realidad, simplemente un ser de otro mundo. 

El final precipitado con el premio nobel que le dan a Sonia, con el brote de locura de Robert que en un primer momento mataría por Sonia y que luego de pronto se vuelve un torturador, acaba de una forma demasiado precipitada para poder digerir la obra. 

Vamos, que como película de entretenimiento de las cinco de la tarde funcionaría bien, pero como novela, se nota que se le ha puesto muy, muy poco cariño.

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