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¿Disney se equivoca? Diferencias entre los cuentos clásicos y la versión animada.

Mumu Reggio 0 Comentarios

Nuestra infancia estuvo repleta de libros infantiles, llenos de figuras, colores y personajes enternecedores. Pero ninguno de ellos podía competir a las adaptaciones que Disney hacía, con sus narraciones extraordinarias, canciones inolvidables y por supuesto personajes épicos que se convertirían en nuestros primeros ídolos.

Cómo es lógico pensar, Disney hacía pasar un filtro de lo “políticamente correcto” a muchísimas de sus historias y los guiones que preparaba para la época, sin embargo, aunque muchos cuentos cortos llegaron a desatar polémica y algunos personajes antagónicos preparaban tramas de maldad que todavía hoy nos ponen los pelos de puntas, hubo muchísimos cambios que se hicieron para suavizar la crudeza de las versiones originales de estas historias.


Más allá de la traición de Scar, la maldad de Úrsula, la cómica y obsesiva forma de actuar del Capitán Garfio y las manzanas envenenadas de la reina de Blanca nieves, o la envidiosa madrastra de cenicienta y sus irritantes hermanas, siempre llegábamos al final feliz, y el bien procuraba triunfar contra el mal, dejando una moraleja alegre y optimista siempre ¿O No?

Disney cambio muchísimos finales e historias para crear una idea de felicidad global, pero déjanos contarte cuales son estas notorias diferencias entre las obras originales y sus versiones “Disneycificadas”

TODO

La Cenicienta era una historia un poco Gore.

Si bien la versión Disney se mantuvo bastante fiel a la obra de Charles Perrault, el final cambia ligeramente (Ok, cambia mucho). Antes de que el príncipe encantador y el torpe ayudante del rey entren a casa, la astuta madrastra obliga a sus hijas a cortarse los pies (si, cortarse, mutilarse) y colocarse zapatillas que ayuden a contener el evidente desangramiento. Dicho plan no funcionó y eventualmente fue cenicienta la que se fue con el príncipe.

Sumado a semejante desgracia, durante la ceremonia de la boda dos pichones devoran los ojos de las ya mutiladas hermanastras malvadas (¿Para no seguir viendo el horror?) convirtiéndose en una historia considerablemente menos amable con los villanos que en la versión animada.

TODO

La bella durmiente no es nada romántico.

Todos recordamos cómo las (realmente bobas) hadas madrinas mantienen a Aurora encerrada durante 16 años, lejos de toda rueca (de las que ya habían mandado a destruir en todo el reino) para evitar que la joven se pinchara un dedo y cayera en el sueño más profundo y eterno, como pronosticó la maldición de la malvada “Maléfica”, pero que eventualmente la profecía se cumple y la princesa cae en un sueño eterno.

Todo bien hasta ahí, pero lo que cambia es el final, en el que el príncipe azul luego de una épica batalla con dragones y rayos de fuego, le da un tierno beso a la doncella, ella despierta gracias al poder del verdadero amor y felices para siempre.

Pero no, originalmente no fue así. No fue para nada así: Luego de varios años de profunda siesta, un príncipe bien bandido llega, la viola y la deja embarazada. Se va (porque el príncipe en cuestión estaba casado) y ella despierta al momento de dar a luz gemelos. Luego, ella va con el rey cargando sus hijos y la esposa del príncipe intenta asesinarla, el rey la detiene y permite a Aurora y el príncipe vivir juntos… ¿Felices para siempre?

TODO

La sirenita y su dolor eterno.

Una de las princesas favoritas de todos los tiempos, cantarina y alegre fue Ariel, la joven sirena, hija del rey tritón, quien firma un acuerdo con la bruja Úrsula a cambio de su voz, para poder ir a conocer al príncipe terrestre del que se había enamorado. Luego de varias desventuras y combates, ambos logran estar juntos y vivir felices para siempre en la tierra.

Pero en realidad, la bruja malvada de la versión de Hans Christian Andersen fue mucho más astuta. Incluyó una clausula en el contrato donde especificaba que las piernas de la sirenita siempre dolerían, como clavos o cuchillos, y entendiendo que es considerablemente difícil seducir cuando se está en semejante estado de dolor, el príncipe se decantó por una opción menos adolorida y la sirenita, deprimida para toda la eternidad, se lanzó al mar y se convirtió en espuma.

TODO

Mulán en realidad perdió la guerra.

La heroína y no-princesa de Disney que fue tan distinta y emocionante para todos en una época, logró su fama al cortarse el cabello, fingir ser hombre y enlistarse para participar en la guerra. Junto a Mushu (el dragón protector de la familia) y un grillo, viven grandes aventuras que eventualmente la convierten en la salvadora de toda China.

Sin embargo, en el poema original que narra la vida de esta guerrera, Khan gana la batalla y finalmente permite a Mulán vivir con la condición de que sea a su lado. Ella, por supuesto se niega y huye de vuelta a casa de sus padres, solo para descubrir que su querido padre había muerto y su madre había vuelto a contraer nupcias, por lo que decide acompañar a su padre en el más allá y se suicida. 

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