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Deshechos históricos: opinión de un cómic irreverente, culto y genial

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Escritora consumada, concept artist en ciernes y adicta al trabajo. Do...


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Imágen destacada - Deshechos históricos: opinión de un cómic irreverente, culto y genial

¿Sabías que japoneses fueron unos auténticos locos durante la II Guerra Mundial o que los Inquisidores que escribieron el Malleus Maleficus estaban obsesionados con la impotencia y el sexo anal? Todos estos datos extraños y muy precisos aparecen en Deshechos Históricos, la obra de Don Julio que te arrancará más de una carcajada. 

Un poco sobre Don Julio y por qué leer Deshechos históricos 

A lo largo de los años, el caricaturista y profundo conocedor de las vergüenzas humanas que es Don Julio se ha dedicado a publicar para la revista El jueves una serie de viñetas que desgranan las curiosidades más raras y apasionantes de la historia a través de cómics satíricos y cargados de humor negro. Y hace muy pocos meses, la editorial Fandogamia decidió publicar una recopilación de su trabajo en un cómic de tapa blanda que ha caído en nuestras indignas manos. 

El cómic, que cuenta con 100 páginas a todo color en tapa blanda y papel satinado, recorre por apartados las civilizaciones, guerras y batallas o momentos históricos más destacados para proveerte, viñeta por viñeta, de curiosidades que resultan difíciles de creer pero que extrañamente son ciertas, todas ellas acompañadas por una representación satírica de lo que está contando. 

Y es que la obra tiene dos voces completamente diferenciadas: por un lado veremos a Don Julio es su vertiente más seria y culta, arrojando datos como el primer testimonio de un fantasma en una obra escrita o la timidez radical que tenía Schubert y que hacía que saliera corriendo del escenario antes de que el público le aplaudiera; y una segunda voz en la que el esteticién de anchoas (como el mismo autor se describe) sale por todo lo alto con representaciones satíricas y cargadas de un humor más oscuro que el S. IV. 

TODO

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Los dibujos, propios de tebeo y con grandes deformaciones caricaturescas, no tienen ningún tipo de límite o barrera para representar cualquier tipo de atrocidad que se le ocurra al autor. No importa si esto es una embarazada estallando en la cara de un hombre y llenando las paredes de fetos ensangrentados o al mismo Schumann realizando bondage con el pito al aire. Viñeta tras viñeta te encontrarás con el humor más descarnado, negro y brutal que se puede esperar de alguien que publica en El Jueves. 

Así que antes de que sigas leyendo, he de advertirte: si sientes un fuerte apego por la Iglesia Católica y la santidad de sus instituciones y eres incapaz de reírte ante chistes de leprosos y pederastas, entonces quizás Deshechos históricos no sea para ti. 

Nosotros, que nos hemos echado a llorar de la risa en más de una ocasión y que lo hemos releído unas cuatro veces solamente por lo entretenido que es, no perderemos la ocasión de decir el genio que es este hombre y lo mucho que nos hemos divertido con su obra. 

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Deshechos históricos: un cómic con el que ríes y aún encima, aprendes. 

Los hechos que presenta Don Julio en sus viñetas y en su cómic no tienen por qué ir en orden cronológico. Tal y como el nombre de la obra indica, se tratan de “deshechos” más que hechos, los cuales buscan avivar la curiosidad del lector y de paso activar un poco su morbo como un niño golpeando a una gaviota muerta con un palo. Gracias al estilo caricaturesco y a la falta de límites políticos, Don Julio se permite dibujar cualquier cosa que atraviese su retorcida mente de amante de tebeos: desde a Albert Rivera puestísimo de drogas hasta el origen del cuento El flautista de Hamelín. Los bloques de texto donde aparecen las descripciones no se cortan en absoluto y en un espacio chiquitín con líneas en tipografía sin serifa y en negrita, nos embute una curiosidad histórica con todo el rigor de un académico puesto de daiquiris. 

Cada apartado o capítulo lo presentará un personaje ficticio que se supone que está relacionado de alguna forma con el tema. Todos ellos aparecen representados sentados en una silla o sillón y exponiendo elocuentemente la introducción sobre un cartelito con un nombre ridículo. De esta forma, el padre Elías Cara Cabra nos hablará de ‘La Cruzada de los Niños’, Ana María Farruch de ‘La Cábala’ y Kevin Gregory Spicegirl tratará temas como el de ‘Los Gladiadores’. 

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Como el estilo visual de Don Julio es muy homogéneo y todos los capítulos visualmente se parecen demasiado (no hay ruptura de las viñetas más que en un par de puntos en los que aparece un escenario lleno de personajes a doble página), los fondos de los bocadillos que incluyen las descripciones van variando de color azul pastel a amarillo, rosa o verde. Una pequeña tontería que se agradece enormemente en cuanto a experiencia de lectura. 

De cualquier forma, el cómic es denso y aunque te partes con muchos de los chistes (algunos de los cuales han pasado a formar parte de mi repertorio personal, aunque nadie me coja las referencias), recomendamos leerlo en pequeñas píldoras espaciadas de tiempo. Eso no solo te permitirá recordar algunos de los datos que hay y dártelas de interesante en tu próxima comida familiar, sino que así evitarás la tentación de hacer una lectura en diagonal y perderte la mitad del contenido. 

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Opinión de Deshechos históricos y nuestra recomendación personal 

Leo muchos libros sobre historia. Antes de convertirme en una insomne dedicada al marketing era una insomne con ínfulas de ser historiadora que, bajo el miedo y la coacción a dedicarme únicamente a dar clase a una panda de salvajes de la ESO, decidió escoger otro camino. Pero la historia siempre me ha apasionado y soy ese tipo de persona extraña que cuenta anécdotas históricas en las comidas con una pasión tal que la mitad de la gente no me cree. 

Entre los aficionados a las curiosidades grotescas de la historia discurren siempre los mismos datos ridículos: el de Elizabeth Bathory y los 300 muertos, el origen de Vlad Tepes como Drácula, en qué se inspiraron para hacer la obra de teatro de Sweeney Todd y otra serie de morbosidades extrañas pero altamente eficaces. Por eso, quizás, y por mi absoluta carencia de límites en cuanto al humor negro, Deshechos históricos me ha hecho tanta gracia. 



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Don Julio tiene un estilo propio a la hora de dibujar y de escribir reconocible en cualquier parte de la red. Las curiosidades que ofrece están extraídas con cuidado no del saber popular y común, sino de datos muy específicos que buscan sorprender incluso a los versados en el tema y la forma que tiene de contarlo es solo la guinda del pastel de este cómic. 

Sí, se hace pesado si lo lees de una sentá y sí, es demasiado homogénea su distribución de viñetas. Pero tiene unas cualidades geniales que hace que puedas abrir el cómic en cualquier momento de tu vida echarte unas risas, que apliques a tu día a día los chistes recurrentes que hace y que te rías de una forma sana de algunas curiosidades de las que no tenías ni idea. 

Es un cómic genial, pero no es para todo el mundo. Si formas parte del colectivo eclesiástico o crees que el humor tiene límites que no deberían cruzarse, entonces te recomiendo otras obras más… como dirían los victorianos, “edificantes”. Mientras tanto, yo me quedaré con varios datos con los que escandalizar a la gente que me rodea mientras comen.  

¿Sabíais que había una pócima de dopaje en la Antigua Grecia llamado Semen de Hércules? A tres de cada cinco griegos le gusta eso. 

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