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Crítica y análisis de La avenida de los gigantes, una novela negra muy diferente

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Escritora consumada, concept artist en ciernes y adicta al trabajo. Do...


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Imágen destacada - Crítica y análisis de La avenida de los gigantes, una novela negra muy diferente

Te gustará si: eres un amante de las novelas de policías con un toque sobrenatural

Argumento de la avenida de los gigantes

El detective Idris Fischer y Cameron McGrane se dirigen sin saberlo a las cuatro de la mañana al escenario de un crimen que cambiará su vida para siempre. Un joven ha aparecido con un agujero de 6 cm en el pecho, contorno quemado en mitad de una gran avenida, a miles de kilómetros de donde se suponía que debía estar. 

Lo estremecedor del asunto es que no hay ni una sola pista a su alrededor: ni huellas, ni una gota de sangre o algo que pueda indicarles a los detectives por dónde proseguir. ¿Será el trabajo de un psicópata aislado o es realmente el resultado de algo que se escapa de su entendimiento?

Idris y Cameron aunarán esfuerzos con la preciosa periodista Elisabeth en la búsqueda de una verdad para la que tendrán que abrir su mente, enterrar sus tapujos y buscar todo tipo de hipótesis, por inverosímiles que parezcan.

Análisis de La Avenida de los Gigantes

En cuanto empiezas a leer La Avenida de los Gigantes te das cuenta de la clase de obra que ha llegado a tus manos: un libro extremadamente bien escrito, con una atmósfera muy particular y que cuenta con la capacidad de engancharnos como si fuera una película de misterio que salta en nuestro televisor a las cinco de la tarde.

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Ojeé a mi alrededor. «Ni líquidos, ni marcas en el suelo, ni arma homicida... Nada. Tan solo un cuerpo de algo más de un metro setenta, vencido como una pieza de dominó; con un agujero en su pecho que, de agarrarle por los pelos y alzarle ante mí, podría atravesar con mi brazo sin ni siquiera rozar las paredes cauterizadas de su boquete». 

Marta Martín destaca como una escritora consolidada gracias a su narrativa cuidada y muy limpia, dominando en todo momento las conversaciones entre los diferentes personajes, los momentos de tensión y estrés y la revelación de las siguientes pistas. Alterna perfectamente entre las escenas más terribles y sangrientas, sin entrar en detalles que podrían desvirtuar esta novela hacia lo gore, con los instantes de cotidianeidad tan necesarios. Así, en los momentos adecuados libera de angustia y de estrés la mente del lector dándole pequeñas pinceladas del día a día de nuestro trío de investigadores como relatándonos sus desayunos o las largas horas durmiendo en el coche que acaban aportándole realismo a la novela.

Y es precisamente por eso por lo que La avenida de los gigantes es capaz de hacernos creer en un primer momento que aquellos horribles asesinatos son obra de algún psicópata loco con un tipo de equipamiento extraño capaz de hacerle eso a los cuerpos. Las siguientes sorpresas que irá revelando la obra, las comentaremos en la sección de opinión para no incurrir en spoilers innecesarios.

La construcción de los personajes es convincente y está bien desarrollada desde el principio hasta el final de la novela. Podemos empatizar con el cinismo de Idris y la elegancia natural de Elisabeth, que se muestra como un sidekick a lo largo de toda la novela para sorprendernos al final. En varios momentos de la obra no podemos evitar que una sonrisilla nos inunde con las contestaciones y las réplicas de Idris, al cual empezamos imaginando como un hombre cansado, con un poco de sobrepeso y ojeras debido a sus elecciones (y pasando por alto la descripción de la autora) y que acaba volviéndose ante nuestros ojos como un detective inteligente y sensual simplemente por su forma de hablar.

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- ¿Todavía no lo ha entendido? 

- Digamos que fui el más tonto de mi promoción y necesito de sus razonamientos para asimilarlo. 

A Bakewell se le escapó una sonrisita.

Sin embargo, extrañamente todos los personajes parecen increíblemente condescendientes con el sufrimiento de Idris y de Cameron, alejándose del estereotipo de poli-amargado por la conciliación de su vida personal y laboral que tanto hemos visto y en el que se encuadra Cameron. A veces, este tipo de amabilidad humana nos deja un poco perplejos, especialmente al tratarse de un caso de varios asesinatos y desapariciones bajo los que ambos policías solo esgrimen una hipótesis sobrenatural.

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-¿Y qué le ha dado a este tío por cargarse ahora a tanta gente a la vez, tan consecutivos unos de otros? ¿No descansa o qué? - dije notablemente desanimado. 

- No os aflijais, chicos. Pronto daremos con el paradero de ese hijo de puta - trató de alentarnos nuestro superior. 

Pero tiene su razón de ser, y en el momento del final, Marta Martín consigue ir atando todos los cabos, dejándonos perplejos ante la actitud sobrenatural y conspiradora de la novela que en un primer momento no se nos presentaba con un ritmo más que dominado y sin acelerar en ningún momento los plot points de la obra. 

No podemos dejar de analizar esta novela sin hablar de la edición de Kindle que hemos podido analizar. La avenida de los gigantes está perfectamente preparada para dispositivos Kindle, permitiéndote sacar partido a todas las funciones (ampliación de la letra, pasar el modo nocturno, etc.) sin ningún tipo de inconveniente. Además, cada uno de sus capítulos está decorado con una pequeña rama que rompe visualmente con tanto texto como nos vamos encontrando.

TODO

Nuestra opinión sobre La avenida de los gigantes (spoilers de la trama incluidos)

Es difícil expresar qué ha sido para nosotros La Avenida de los Gigantes o incluso mismo categorizar la obra. Ponerla dentro del género de ciencia ficción alertaría peligrosamente a los potenciales lectores sobre el tema real del que va la obra. Sin embargo, está claro que no se trata ni de un thriller ni de una novela negra al uso.

Personalmente, no soy una gran amante de las novelas negras pero cuando empecé La avenida de los gigantes no podía parar de leerlo. Me volví hacia mis compañeros y les solté con una sonrisa:

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Un asesinato con un agujero en el pecho, un chico absolutamente estable, sin problemas y de buena familia. Esto promete. Además, está muy bien escrito. 

Poco a poco, en los descansos de lectura, empecé a darle vueltas acerca de qué clase de tecnología, herramienta o pirado podría haber provocado una herida mortal de tales consideraciones. Pero todavía quedaba una importante cuestión en la ecuación: la distancia recorrida por el chico en un tiempo físicamente imposible para los humanos. Y fue ese momento cuando mi compañera, Rigoberta, me preguntó con toda la inocencia del mundo:

¿Serán aliens?

Y deseé con todas mis fuerzas que no lo fueran. Como Cameron, aquella explicación me parecía barata y poco plausible y hasta llegué a pensar en varios momentos que introducir a los aliens o la magia dentro de una novela de investigación de casos de asesinato era “hacer trampa”.

Pronto, la investigación de Idris se volvió directamente hacia el tema alien, pero el atractivo de los personajes y de nuevo, la genial forma con la que Marta Martín nos narra los hechos me mantuvo en vilo hasta el final de la lectura. Y tal y como sucedía con Elisabeth, poco a poco empezaron a cuadrarme las cosas: la tecnología alien volvía a tener sentido en una novela en la que esperaba encontrarme a un psicópata con algún tipo de soldador gigante y que se había vuelto prácticamente una novela de serie B.

Especialmente porque pronto empecé a hacer reflexiones en mi propia cabeza. Es cierto que si un grupo de aliens malintencionados se dedicaran a abducir y hacer experimentos con gente aleatoria, los primeros en encontrarlos serían la policía y toda la trama, las preguntas y los cabreos de ambos tendrían todo el sentido del mundo.

Lo cual hace que nos planteemos de nuevo ¿para quién está dirigida la novela? ¿A los amantes de las historias del Area 51 y de los platillos volantes? ¿O a los que prefieren desentrañar las pistas de un buen asesinato hasta descubrir quién lo hizo? Está claro que a los primeros, por lo que no podríamos definir realmente La Avenida de los Gigantes como novela negra o policíaca, ya que aunque hay policías involucrados, la trama principal gira no en torno al análisis de pistas de los cuerpos y la investigación habitual de toma de declaración de testigos, sino alrededor de la conspiración y la teoría de los extraterrestres.

La obra en general convence a los amantes del tema alien y aporta una increíble documentación sobre el tema que lamentablemente no hemos podido mencionar en el análisis para no incurrir en spoilers. Las declaraciones de Enrique Paz sobre los crop fields son simplemente brillantes y hacen que no podamos despegar las manos de la obra que se vuelve, una vez más, en algo adictivo.

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—Como les decía, en 1976 aparecieron los primeros dibujos en las cosechas de Whinchester, Inglaterra. Al principio eran diseños pequeños, de nueve o diez metros de diámetro, figuras sencillas, nada complejas. Aquel fenómeno fue despertando un creciente interés, tanto de curiosos como de científicos e investigadores. En el año 1991, un par de ingleses jubilados reclamaron la autoría de los mismos, alegando que los hacían doblando los tallos del trigo ayudándose por una madera; y sí, lo «demostraron» ante la televisión de su país. En cambio, poco a poco la frecuencia de las apariciones fue aumentando, los diseños se fueron volviendo cada vez más complejos y de mayor tamaño, algunos llegando a medir hasta doscientos metros de diámetros. Más aún, ya no solo se exhibían en exclusiva en ese punto geográfico, sino que también empezaron a avistarse en Australia, Italia, Nueva Zelanda, Alemania... 

TODO

Algo que sí nos ha desconcertado bastante es el hecho de que tanto Idris como Cameron acepten de tan buena gana la presencia de una periodista completamente desconocida tanto en la escena del crimen como en su investigación en general. No solo está completamente prohibido (como bien le recuerda Cameron a Idris en varias ocasiones), sino que vulnera todas las leyes que dos policías con tantísimos años de servicio han jurado proteger.

Quizás es por el hecho de que la pérdida de Idris lo hace más receptivo al atractivo de Elisabeth, a la que define como “preciosa” continuamente, o quizás es por el hecho de que ella representa el punto neutral en el tema de los avistamientos de los ovnis, siendo Cameron el ferviente detractor de la teoría y el propio Idris el que la apoya con más entereza.

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—Disculpa, Elisabeth, lo que pasa es que, por lo general, no soy muy amigo de los periodistas. Creo que os limitáis a manipular y tergiversar los hechos; contáis lo que os da la gana, según os da la gana, olvidándoos de los verdaderos acontecimientos con tal de vender y generar morbo. 

Sea como sea, La Avenida de los gigantes convence, engancha y definitivamente no se trata de otra novela más. Marta Martín ha conseguido algo que no habíamos visto hasta el momento: el hecho de que no temamos que los aliens usen su tecnología en este planeta; sino que lo hagan los propios seres humanos.

Sobre el final de La avenida de los Gigantes

La novela tiene una fuerte premisa en Amazon: “Te plantearás qué hubieras hecho tú”. En nuestro caso, estamos absolutamente seguras de lo que hubiéramos hecho: aceptar la situación del gobierno y volver a nuestras vidas.

Fue una agradable sorpresa que Elisabeth dejase por una vez el papel de mujer cansada y necesitada continuamente de una tila y del calor de un cuerpo masculino para saltar a la acción publicando el artículo en el que destapaba por completo todo el escándalo con el meteorito. No estamos diciendo que estemos de acuerdo con lo que hizo ni mucho menos. El gobierno estadounidense tiene múltiples formas para acallar esos artículos: asegurando que fue producto de una mente perturbada, que todo es mentira, lanzando a expertos en televisión explicando que eso no va a pasar, etc. 

Avisos del fin del mundo los hay casi todos los días y está claro que Elisabeth poco va a influir en el curso de los acontecimientos con su rebeldía.

Tampoco nos pareció del todo convincente que ella fuese una espía secreta del Área 56, aunque eso le aporta credibilidad al hecho de que quisiese estar involucrada en la investigación. Y en el caso de que su jefa, Johanna, también lo fuese… ¿cómo no fue capaz de sumar 2+2 y ver que la muerte de su sobrina era culpa de sus propios jefes? ¿O es que lo hizo y precisamente por eso publicó el artículo?

Nos quedan muchas incógnitas al final de la novela. Incógnitas que levantan un cierto sentimiento de escozor cuando Idris acusa justificadamente a Elisabeth de poner la vida de los dos en peligro después de negarse a hablar con él durante varios días. Un ligero resquemor al ver cómo el ejército no toma represalias contra Elisabeth después de su remarcada llamada de atención y un ligero resquemor con el final y los tres hombrecillos aliens.

¿Son realmente del área 56 y van a por ellos? ¿O se trata, como quieren hacernos creer, de aliens? ¿Y en ese caso cuáles son sus intenciones?

Su aparición parece un poco fortuita. Eso sí, la frase final con la que Idris acaba la novela materializa perfectamente lo mismo que pensamos nosotros:

—¿Y ahora qué?

Obra analizada por cortesía de @Autores_noveles

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