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NOTA: 6.8

10 ingobernables: un libro sobre aquellos que decidieron alzarse contra la marea

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Escritora consumada, concept artist en ciernes y adicta al trabajo. Do...


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Imágen destacada - 10 ingobernables: un libro sobre aquellos que decidieron alzarse contra la marea

A todas las que habéis sido o sois gordas, bolleras, trans o intersexuales. A todas las que os acosaron por la calle, las que os masturbasteis con la puerta cerrada de vuestra habitación ignorando el crucifijo sobre la cama. A todas las que os sentisteis en algún momento vilipendiadas, humilladas, abatidas e incomprendidas o atacadas por una sociedad que os condena por el simplemente hecho de ser, este libro de June Fernández tiene un mensaje para vosotras:

No estáis solas.

TODO

Historias de transgresión y rebeldía

10 ingobernables son los testimonios y las historias con las que la periodista June Fernández le devuelve la luz y la visibilidad a personas que se salen del canon normativo: hombres que nacieron como mujeres y mujeres que nacieron siendo hombres, ancianas de un pueblo gallego que se reúnen bajo la lluvia para practicar un deporte ancestral, activistas y luchadoras LGTB+, cubanas con hijab y velo, un hombre que sostuvo su homosexualidad en tiempo de franco y que todavía se pasea, con sesenta años, por las calles empedradas de su ciudad vendiendo los mejores ajos por 1,20€.

TODO

Personas de todas las partes del mundo en riesgo de ser olvidadas, cuyas luchas se han quedado estancadas en el limbo de la agenda setting de los medios de comunicación, más interesados en hablar de escarceos amorosos de famosos que en las personas que luchan en la resistencia contra la discriminación o el inexorable paso del tiempo.

Qué nos cuenta 10 ingobernables y sobre todo, cómo nos lo cuenta

Es complicado analizar 10 ingobernables de forma conjunta ya que cada historia es una pequeña obra independiente por sí misma. June Fernández, con su tenaz decisión por perseguir y encontrar a esos rostros olvidados, nos recuerda al juego que todavía muchos adultos practican cuando están aburridos: el mirar a una persona cualquiera de la calle o del autobús e imaginarse cómo será su vida. Cómo será la vida de esa mujer tetraplégica que todavía ama al Che Guevara a pesar de que el propio partido comunista la rechazara por su cambio de género, cómo será la historia de esa mujer apalizada por su marido que protege a otras como ella de la violencia ejercida contra el pueblo indígena en Guatemala.

TODO

Cada uno de los testimonios es único en su propia forma de ser y en el contexto en el que se desarrolla. June pasa varios días con los entrevistados, charlando con ellos y extrayendo citas literales y una idea general de sus vidas que contextualiza con una profunda documentación sobre la situación en desigualdad que viven otras personas como ella y qué causas históricas propiciaron ese desequilibrio. Desde el racismo y la corrupción en el gobierno en Guatemala, donde las mujeres indígenas no solo no tienen representación judicial sino que a menudo son estafadas por propios funcionarios corruptos que le dan la razón a cualquier hombre y, por encima de este, a cualquier blanco, debido a los estigmas que trajo la colonización; hasta la brutal situación de violencia e inseguridad que viven las mujeres en El Salvador por culpa de las pandillas y que se ceba en especial con las transgénero.

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Yo estaba acompañando a una mujer a la que le arrancaron el huipil en la calle, la dejaron desnuda ahí en Chichi. Teníamos pruebas y testigos, y trabajamos bien el caso. La asustaron con que sería ella la que tendría que pagar 25 000 quetzales. Llorando, llegó a mi casa. Si llega a estar sola, los hubiera tenido que pagar.

Cada una de las historias aparece de forma independiente pero fragmentada, a menudo novelada por la propia June y salpicada con sus propios comentarios y puntos de vista que en ningún momento dan una opinión sobre la forma de vida de las personas a las que entrevista. En vez de ello, describe su forma de caminar, de moverse, de tomar la taza de café con sus orgullosas manos mientras exhiben su hijab en público en mitad de una Cuba que no ha tenido jamás contacto con los musulmanes y que no lo entiende, o con tres chicas víctimas de la gordofobia que pasan el tiempo en una terraza.

TODO

Todo esto contribuye a aligerar la narración que a menudo necesita ser contextualizada y explicada en detalle debido a la carencia de formación sobre las revoluciones comunistas  / socialistas o la convulsa situación política que atraviesan países de la América Latina que muchos no sabrían colocar en un mapa.

No todo lo que brilla es oro

En ese sentido, a June y a sus entrevistadxs no les importa nada en absoluto los prejuicios políticos o religiosos a los que una persona pueda estar acostumbrada. El primer capítulo, El disfraz del Che, nos cuenta la historia de Irina, una mujer trans que luchó en Nicaragua en la guerra en el bando de los comunistas. Incluso el Frente Sardinista de Liberación Nacional la condecoró. Sin embargo, a pesar de sus méritos en combate y de su pasión por la figura del Che, cuando realizó su transición muchos no la entendieron e incluso llegaron a apartarla del partido.

TODO

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Irina también ha seguido de cerca la evolución de Fidel Castro. En la primera década de su mandato, se asociaba la homosexualidad con la decadencia burguesa y con el imperialismo. Ser un desviado era incompatible con ser un verdadero revolucionario. Los gais (las lesbianas eran invisibles) sufrieron discriminación laboral, hostigamiento policial e internamiento en campos de trabajo hasta 1979, cuando las relaciones entre personas del mismo sexo fueron despenalizadas; el mismo año que en España.

Tampoco perdona a los propios miembros del colectivo LGTBi+ ni los ensalza y los idealiza. Algunos de los relatos nos muestra una movida okupa y punk donde las mujeres lesbianas podían sentirse finalmente apreciadas en una España fascista, mientras que otros relatos hablan de cómo los trans se volvieron contra una mujer trans porque decidió que estaba harta del machismo, de los hombres acosándola y de la falta de oportunidades laborales en un país donde las mujeres trans están tan discriminadas laboralmente que tienen que ejercer la prostitución por la fuerza, y por lo tanto decidió retroceder en su transición y volver a ser un hombre.

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Una visión desde dentro a la problemática de crecer con el género inapropiado

10 ingobernables no comienza los relatos o las historias avisándonos de la peculiaridad que hacen al / la entrevistadx protagonista de un escenario no binario, sino que nos introducen en sus vidas, su forma de ser y su físico antes de pasar a contextualizar su situación.

Esto nos permite vivir desde dentro la problemática de las mujeres que nacen siendo hombre y viceversa o incluso lo que ocurre en países subdesarrollados con los hermafroditas, a menudo desplazados y despreciados por sus padres por no saber a qué género real pertenecen. De esta forma, para alguien como yo que nunca ha tenido la posibilidad de conversar con una persona trans, se nos abre un mundo al empezar a comprender cómo cosas tan banales como el verano y su ropa ceñida al cuerpo o simplemente el saber a qué baño público vas a entrar, acaba siendo una pequeña pesadilla para estas personas.

Una pesadilla que va más allá de los casos de maltrato, de las violaciones continuas que sufren las mujeres trans o incluso de cómo se sienten cuando ligan en una discoteca y no están seguros de que la otra persona sepan qué se van a encontrar entre las piernas. Desprecios por parte del mismo colectivo que impone la idea de que las mujeres trans deberían operarse, a pesar de los riesgos que esto les provoca, o cómo sería el hecho de estar casada con un hombre maravilloso y que un día este diga que en realidad siempre ha sido una mujer.  

Para mí, es una caja abierta a todo un mundo que no conocía y que ahora, a base de datos, citas y los larguísimos pies de página explicando cada palabra y cada referencia, ha acabado calando en el interior de mi cuerpo.

No todo es colectivo LGTBi

Sin embargo, 10 ingobernables no se centra solamente en el colectivo LGTBi, sino que también incluye historias de personas no normativas que se resisten a dejarse llevar por la repulsa o la censura tradicional. Por ejemplo, tiene un capítulo entero dedicado a la gordofobia y, en una reunión con varias mujeres se dedican a desmontar varios mitos sobre las mujeres con sobrepeso al tiempo que comentan cómo se sienten presionadas por la sociedad para no comer.

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Las mujeres [...] han aprendido desde pequeñas que su cuerpo está expuesto al juicio público como en una vitrina, que la gente tiene derecho a opinar sobre su aspecto cuando le dé la gana.

Otra de sus historias, la de Igual no quedamos ninguna, nos transporta a un pueblo cerca de Ourense donde un grupo de mujeres deciden citarse cada domingo, llueva o nieve, para jugar a un deporte femenino que solo se da en ese pueblo del que no queda ningún tipo de documentación y que, muy lamentablemente, acabará muriéndose cuando sus jugadoras pasen a mejor vida.  

También nos hablará de la decisión de llevar velo como una manifestación del propio feminismo de una mujer o del combate contra la discriminación a la que se ven sometidas las mujeres indígenas. Un auténtico recopilatorio de historias que jamás deberían caer en el olvido.

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Mi opinión sobre 10 ingobernables

He de confesar que cogí este libro esperando encontrarme aventuras, sentimientos desbordados, historias grandielocuentes sobre el proceso de ser una lesbiana en tiempos franquistas, sobre el momento en el que una persona se da cuenta de que no pertenece a la norma heteropatriarcal y precisamente por ello creo que me decepcionó un poco en los primeros capítulos.

Las cuatro primeras historias son relatos de personas trans, o cual me llevó a suponer que todo el libro iba a tratar de vivencias de personas trans a lo largo del mundo. Es cierto que está muy bien documentado y es muy interesante de leer, y no se le puede restar mérito a la labor de June Fernández a la hora de desplazarse por todo el mundo para recoger esos testimonios, pero el orden de los capítulos me despistó un poco.

Especialmente porque el quinto trata sobre as mulleriñas galegas que practican un deporte ya olvidado. Y yo me quedé de piedra pensando… «¿pero esto no iba de personas trans? ¿o al menos del colectivo LGTBi?». También es cierto que NUNCA leo las contraportadas. Culpa mía.  

TODO

Como con todo, tengo relatos que sin duda son mis favoritos y que representan lo que iba buscando en este libro: la historia de Doña Sebastiana, apalizada y casi asesinada por su marido que ahora lucha por los derechos de otras mujeres sin tener que quetzal para comprarse harina y pan; o incluso el de Juanita serán las que más recuerde. Otros de ellos, más centrados en el papel o la representación del colectivo LGTBi en revoluciones latinoamericanas se escaparon un poco de mi total comprensión.

Lo que sí que es cierto es que me ha sorprendido y me ha ayudado a abrir los ojos. He descubierto que las mujeres que realizan la transición para ser hombres se sienten más libres que los que la hacen para ser mujeres, que dentro del propio movimiento feminista puede haber una gordofobia realmente consolidada o que la lucha a veces no es cuestión de edad sino de convicciones.

Es un libro fantástico para ampliar tus miras y tu horizonte sobre la maravillosa diversidad. Y que sin lugar a dudas le vendría genial a más de un cenutrio al que “transgénero” le suena a alguna blasfemia masona.

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