El último sueño

En un lejano pasado olvidado por casi todos, las profecías de la vidente imperial Albatia, señalan que Mordicen, el heredero legítimo al trono, traerá la desgracia para todos. Por esa razón nunca fue investido emperador, sino que se le encerró y aisló del mundo. Su hermano ocupó el cargo y se desposó con su prometida, la cual gestaba la semilla de Mordicen. Mordicen, desesperado y enloquecido por el cautiverio prolongado, selló un pacto con oscuros poderes. Merced a sus términos consiguió escapar e inició una devastadora guerra que concluyó con la destrucción del Imperio Titán. El poder tiene un precio, y para recuperar lo que se le arrebató no dudó en robar la esencia de la vida misma… dejando las tierras baldías y a los mortales convertidos en esclavos sin alma. Este sino también le alcanzó, convirtiéndose en una paradoja que no puede morir y cumpliendo al pie de la letra la profecía de Albatia. Huyendo de las tierras estériles y del mal que mora allí, nobles de sangre menor y plebeyos se desplazaron a lejanas tierras donde fundaron nuevos reinos mientras aquellos cuya sangre era heredera directa de los titanes usaron la magia para detener y al fin encerrar de nuevo a Mordicen y sus pupilos, dada la imposibilidad de dar muerte a quien ya está muerto.