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NOTA: 9

El Niño que Quería Ser un Goonie de Victor Blázquez, reseña.

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Imágen destacada - El Niño que Quería Ser un Goonie de Victor Blázquez, reseña.

El niño que quería ser un Goonie es la última novela Victor Blázquez. Es una historia diferente a lo que nos tiene acostumbrados y nos ha dejado con la boca abierta y el corazón acelerado.

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“Nunca Perdáis al Goonie que lleváis dentro”. 

Hablemos un poco del autor de EL niño que quería ser un Goonie.

“La ficción es y será mi única realidad”.

Con esta frase Víctor Blázquez define el final de cada uno de sus mails. Se apasiona por contar historias y regalarnos un poco de lo que se crea en su imaginación. Él dice que es cineasta por culpa de Terminator 2 (que no está de más decir por qué) y escritor gracias una gran cantidad de Stephen King (nuestro autor favorito, ahora lo entendemos todo). Y todo esto tiene bastante sentido, porque El niño que quería ser un Goonie no nos defrauda en lo absoluto.

Víctor Blázquez es sevillano, aunque ha vivido en diferentes puntos de España y Latinoamerica. Actualmente reside en Madrid. Ha escrito más de una docena de historias, además de crear guiones para cortometrajes. Entre sus otras novelas están "Las horas perdidas", "El Cuarto Jinete", "No existen los monstruos" u "Orilla Intranquila". Además es el autor de una obra de ensayo con la editorial Domen sobre el popular videojuego Assasin's Creed titulado "Assassin´s creed. La historia secreta de la hermandad".

¿De qué va El niño que quería ser un Goonie?

El niño que quería ser un Goonie nos cuenta la historia de Yago que junto a su hermano Toño y su madre, emprenderán un viaje para pasar unas vacaciones inolvidables  en un hotel de Jávea. Durante el trayecto Yago empieza a aburrirse y recibe una recomendación de Toño para ver la película de Los Goonies. El pequeño no se lo espera, pero esta película cambiará su vida para siempre. 

No es sólo por el carácter de aventuras que tiene este film clásico de los 80, es que Los Goonies consigue inspirar y devolverle el espíritu aventurero a Yago, que no es capaz de dejar de pensar en ella durante todo el trayecto.

Cuando Yago, su madre y su hermano Toño llegan por fin a su destino, se encuentran con un auténtico paraíso: El Nirvana, un complejo hotelero que ofrece a sus visitantes “hacer de ellos personas completamente nuevas”.

Ese argumento de venta no afecta al pequeño explorador. Yago recorrerá las diferentes áreas del hotel en busca de aventuras y desafíos que le entretengan. Y cual es su sorpresa cuando encuentra a un grupo de chicos con los cuales empezará a desarrollar una amistad especial, que incluso considerará como sus Goonies privados.

Todo pinta perfección y diversión en El Nirvana, hasta que un día Yago encuentra en lo más bajo del armario de su habitación un mensaje borroso: “No quiero estar aquí. Annie K.”. Yago se estremece, ¿Quién no querría estar en un sitio como aquel que claramente parece ser un paraíso? Sin poder evitarlo, las dudas empiezan a invadir la mente de Yago ¿Quién era esa Annie K? y ¿qué o quién le había hecho desear no estar más en ese paraíso?

A partir del descubrimiento del mensaje, las cosas empiezan a empeorar. Yago descubre que por las noches unas sombras oscuras se meten en las habitaciones e introducen sus tentáculos por las bocas y las narices de los huéspedes. Aterrorizado, el pequeño aventurero deja de dormir y desarrolla un terrible pánico a la oscuridad como cuando era un niño de 3 años. Lamentablemente nadie le cree cuando les cuenta la verdad, todos dicen que el niño está teniendo pesadillas o que son fantasías y tiran por la borda las advertencias del pobre niño.

Pero Yago no pierde la esperanza. Les habla a su grupo de amigos sobre estas sombras y uno de ellos confiesa haberlas visto también

Ahora Yago y sus Goonies deberán averiguar qué pasa dentro del Nirvana, qué son esas Sombras y descubrirán, ateridos por el pánico, que no todo es lo que parece

Nuestra opinión de El Niño que Quería Ser un Goonie

En un primer momento podemos llegar a pensar que "El niño que quería ser un goonie" es un homenaje a la divertida película de aventuras de los 80’s, pero no es así. "El niño que quería ser un goonie" es una historia con grandes aires y sentimientos encontrados con los que recordaremos el espíritu aventurero que transmitía la clásica película.

        Lo que nos ha gustado de "El niño que quería ser un goonie":

  • La historia no es en absoluto predecible, sino que sorprende en cada uno de sus elementos. Casi nos explota la cabeza con cada giro dramático de lo que le sucede a Yago y a sus compañeros.
  • La manera en que nos narran las aventuras de Yago y su pandilla, sus propios Goonies; será de lo más entretenida, divertida y especial.
  • Nos encontraremos con el niño que llevamos dentro al leer las cosas que Yago hará por salvar a los suyos.

Realmente no hay nada malo en El Niño que Quería Ser un Goonie. Sin embargo sí que hubo ocasiones en las que sentimos que exageraban un poco las hazañas y/o habilidades de algunos de los amigos de Yago o incluso del mismo protagonista. Por ejemplo, convierte en casi un hacker a un niño de 8 años y emplea los estereotipos de crearlo gordo y con gafas para que sea creíble su pericia con los ordenadores. Este detalle no tiene más importancia ya que es posible que Víctor, el autor, lo construyese de tal forma que recordase a Data y a sus artilugios.

El niño que quería ser un Goonie cuenta con la moraleja de que los amigos de verdad se dejan ver cuando más les necesitas, y que un Goonie no deja a otro Goonie atrás.

Con una historia original, que combina un poco de literatura juvenil, terror, novela negra y aventura, "El niño que quería ser un goonie" nos hará reír, angustiarnos y sentir escalofríos con los terrores y secretos que el Nirvana alberga para Yago y los demás habitantes.

Altamente recomendado para pasarlo bien y entretenerse con un poco de aventuras que nos recordarán a Mikey y a su Pandilla de Goonies.

Nuestra Opinión de El Niño que Quería Ser un Goonie.

En definitiva El niño que quería ser un Goonie nos ha dejado devuelto las ganas de vivir aventuras de nuestra niñez. Nos transportó a la época en la que nos metíamos en apuros y fortalecíamos nuestras amistades con esa lealtad con la que solo un niño sabe creer.

Nos ha encantado que Víctor Blázquez combine varios géneros a la vez y que también nos dé un trasfondo histórico. Además, hay dos capítulos que el mismo Víctor confiesa que los escribieron dos colaboradores: un relato de Darío Vilas y otro de Claudio Cerdán. Esto le da un toque más negro a la historia, y aunque en un primer momento nos engañan para que pensemos que no tienen nada que ver con la historia principal, al final todo se conecta de una forma u otra, generando una novela redonda y altamente recomendable :D

¡Muy recomendable!

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