Queridos lectores, prepárense porque lo que se viene a continuación es un viaje trepidante que no nos dejará indiferentes. Vamos a sumergirnos en el mundo de «11,4 Sueños Luz».
«11,4 Sueños Luz» es ciencia ficción en estado puro. Es adrenalina corriendo por las venas. Te atrapa desde las primeras palabras hasta el último punto.
El autor de la que debería considerarse una nueva obra maestra de la ciencia ficción es Nicholas Avedon. Él quería ser astronauta, el cosmos era su mundo y la ciencia ficción su pasión, como nos cuenta en su página. Todo esto queda patente en su novela, un libro que nos captura con la esencia de personajes que te atrapan por su realismo.
«11,4 Sueños Luz» es una vorágine de sensaciones. Es un torbellino que desde el primer momento te atrapa, sumergiéndote en numerosas tramas. Cada una de ellas es más oscura que la anterior. Junto al protagonista, Ariel de Santos, caes en la profundidad de un mundo oscuro, corrupto, sucio e inestable del que quieres escapar pero que te atrapa con promesas de libertad brillantes, que no dejan de ser la misma falsa mentira.
Sueños y realidades
En el París del siglo XXIII, donde la tecnología impera y hay ciudadanos de segunda. En un mundo futurista, en el que no hay fronteras pero se mira con malos ojos al desconocido. En plena sociedad podrida por su exigencia de perfección estética y olvido de valores, nuestro protagonista es un vendedor de "sueños vívidos". Vende fragmentos de realidad en un mundo falso.
"Durante muchos años el arte de la manipulación de la imagen se había perfeccionado tanto que era imposible discriminar la ficción de la realidad, pero los verdaderos sentimientos eran todavía difíciles de falsificar. En un mundo donde todo se podía comprar y vender, las emociones y sentimientos puros eran de gran valor para aquellos que no podían tenerlos o querían más: el amor de una mujer, el abrazo de un ser querido o las conversaciones con un padre ya fallecido. Eran experiencias que se podían reconstruir con un conocimiento que era mitad arte y mitad ciencia: los sueños vívidos."
Sin duda, nuestro autor ha escrito una gran novela que te convierte en adicto. Como si el primer capítulo, titulado como su droga oficial (Trank), ya fuera la primera inyección y con eso cambiara tu destino: una vez iniciada la lectura, no puedes detenerla.
¿Esperanza?
Quizá eso es lo que venda entre líneas «11,4 Sueños Luz»: esperanza. Pero claro, para eso hay que saber buscarla. En los restos de la sociedad, en el mundo, en la gente. Quizá la clave de la misma sea buscarla.
«Necesitaba algo, pero no sabía qué. Sí, gritar, y que el sonido de mi voz rebotara, en silencio. Eco en el silencio, montañas en la oscuridad, aire con olor a pino húmedo. Nada en el mundo podía comprarme eso ahora. El pino solitario más cercano estaría a cientos de kilómetros y sería propiedad de alguien más rico que yo. Ya ni siquiera había piedras sin dueño. Todo tenía dueño, incluído yo.»
El mundo de «11,4 Sueños Luz»
Como un torbellino, la historia nos sumerge de la mano del protagonista: Ariel de Santos. El autor nos conduce primero por el brillante y decadente París, aquel que promete excelencia pero también tiene altos costes. Sin embargo, su mundo es como un laberinto y en cada recodo descubres una nueva realidad cada vez más espeluznante: aquel aterrador nivel cero, que nadie se atreve a pisar; los lugares tan exclusivos que sus niveles de seguridad son terroríficos; distintos rincones del mundo,... A esto hay que sumar los mundos que van más allá de lo cotidiano: el mundo virtual y el que se extiende en las colonias espaciales.
Sin embargo, la auténtica fuerza de la novela se encuentra en sus personajes. Solo hemos nombrado al protagonista para no revelar más de lo apropiado pero todos tienen la misma relevancia. Cada uno de ellos se convierte en real con las penurias a las que son sometidos, con el pasado que cargan a su espalda. Con su vida, con sus secretos. Uno no puede ignorarlos ni quedarse indiferente.
Sin duda, «11,4 Sueños Luz» es un libro imperdible. Merece estar guardado en la biblioteca entre ejemplares de clásicos del género. ¡Lo recomendamos a todo el mundo!
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